Adelantamos el Editorial que incluye la próxima edición de Energética, que incluye un amplio especial dedicado al hidrógeno y su desarrollo en España y Europa.
Llevamos varios lustros hablando del potencial del hidrógeno como vector energético. Hasta hace bien poco estaba asumido que su despegue se demoraría al menos otra década más y que sus bondades se seguirían glosando en congresos y simposios científicos sin que el discurso saliera del ámbito académico. Pero todo ha cambiado. El impulso normativo y político europeo y la decidida apuesta –ahora sí– de las grandes eléctricas y petroleras han situado a esta tecnología en el foco del sector energético. Hay dinero, hay recursos para desarrollar proyectos. Unido todo ello al bajo coste de la generación renovable, el despegue ha llegado antes de lo esperado.
Buena muestra es la rapidez con las que las potencias económicas mundiales han puesto las bases para hacer crecer esta tecnología. El año pasado nueve países –España entre ellos– publicaron estrategias de hidrógeno mientras que en 12 países estaban en preparación y en otros 16 se realizaban los trabajos iniciales de elaboración de una estrategia. Estos planes, claro está, han de ir respaldados por fuertes inversiones económicas públicas y privadas. Se prevé que en 2023 la inversión global en hidrógeno alcanzará los 1.000 millones de dólares anuales.
Nadie duda ya de que el uso del hidrógeno será a medio plazo un elemento clave para descarbonizar la economía y garantizar un suministro energético seguro, competitivo, disponible y sostenible. Esta tecnología tiene numerosas e interesantes aplicaciones como elemento para flexibilizar la penetración de las energías renovables y como sistema de almacenamiento de energía a corto y largo plazo. Su capacidad para ser inyectado de forma directa en la red de gas ofrece interesantes posibilidades tanto para su uso industrial como en el transporte y la movilidad, ya sea terrestre o marina.
El hidrógeno verde y su precio
Hablamos de hidrógeno sí, pero en concreto de hidrógeno verde, aquel en cuya producción se utilizan fuentes de energía de origen renovable. Hasta ahora, el hidrógeno de gran consumo se obtenía en un 95% de un proceso que se denomina ‘reformado mediante vapor de agua’ y procedía en su mayoría de hidrocarburos como el gas natural u otros combustibles fósiles. Su precio oscila entre 1,0-2,5 euros por kilogramo. En cuanto al hidrógeno verde, su producción estará principalmente basada en la electrolisis, proceso que consiste en la ruptura de la molécula de agua en oxígeno e hidrógeno mediante energía eléctrica. Esa energía eléctrica para su producción es la que procederá de generación renovable. ¿Y su precio? En la actualidad es alto, ronda los 6-10 euros por kilogramo, pero la previsión es que disminuya de forma acelerada gracias al abaratamiento de la producción renovable y a la caída de precio en la fabricación de las pilas de combustible y electrolizadores, los equipos implicados en el procesos de electrolisis y en el almacenamiento del hidrógeno. El objetivo es conseguir que en unas tres décadas el precio de producción del hidrógeno verde se haya reducido hasta 1 euro por kilogramo.
Crédito de la imagen: Naturgy
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