Aún son desconocidos para muchas empresas, pero el sistema de Certificados de Ahorro Energético (CAE) abre una oportunidad muy interesante para que las industrias con altos consumos energéticos puedan rentabilizar sus actuaciones de ahorro y eficiencia energética e incluso obtener ingresos extras por ello.
También pueden servir como palanca para que inversiones en actuaciones de ahorro que tienen un periodo de retorno de la inversión amplio, y que por esa razón son descartadas y no incluidas en el plan de inversiones de un grupo industrial, puedan ser reconsideradas gracias a la posibilidad de ingreso por CAE.
En principio, cualquier medida de eficiencia energética que implique un ahorro de energía medible es susceptible de generar certificados de ahorro energético.
Estas medidas se han clasificado en singulares y estandarizadas. Las medidas de eficiencia energética estandarizadas están catalogadas, permitiendo conocer de antemano cuánto ahorro y cuántos CAE pueden conseguirse. Aparecen en un catálogo de fichas que incluye la cantidad equivalente de ahorro de energía por cada actuación tipo y el procedimiento para su cálculo. Cada CAE tiene un valor único de 1 kWh de ahorro de consumo de energía final, por lo que es fácil calcular el número de certificados que puede generar una determinada actuación.
En el sector industrial, las medidas más comunes y de mayor rentabilidad suelen ser actuaciones singulares. Para convertir el ahorro de estas medidas en CAE es necesario medir los consumos energéticos antes y después de acometer la actuación y definir un plan de medida y verificación del ahorro. Y ese es precisamente el papel de las empresas especializadas en gestión de la energía, que en el sistema CAE se conocen como sujetos delegados y que, para operar en el mismo, han pasado por un proceso de acreditación de su solvencia técnica, económica y legal.
El caso de éxito de Apis
Entre los proyectos de Certificados de Ahorro Energético que ha desarrollado Creara Energy Experts merece la pena destacar el caso de Apis (Carnes y Vegetales, S.L.), para quien se ha gestionado una actuación singular en 2024. El ahorro energético conseguido con esta actuación fue de 15,68 GWh (15.684.338 de CAE), lo que le ha reportado a Apis un ingreso que cubre el 38,9% de la inversión ejecutada.
En su planta trituradora de tomate de Montijo, Badajoz, la empresa instaló un nuevo equipo que permite la recuperación de calor en el procesado de tomates naturales para evitar el uso de vapor.
Los ahorros energéticos del proyecto estaban basados en la reducción de la demanda de energía al incorporar al tradicional choque térmico de vapor un sistema más moderno, en el que, por una parte, se emplea el calor residual del choque térmico para precalentar el flujo entrante de tomate fresco, a la vez que se añaden tecnologías de recompresión de vapor para optimizar los recursos energéticos necesarios para el proceso.
El proceso de mejora consistió en instalar un nuevo equipo que proporcionará un salto térmico (METIS) entre la selección de tomate fresco y el inactivador enzimático. Este salto térmico se encarga de subir la temperatura del producto de 25ºC (temperatura aproximada con la que entra el tomate a fábrica) a 60ºC, empleando el calor sobrante del proceso de preconcentración.
Este paso proporcionó una disminución de trabajo al inactivador y, por lo tanto, un mayor ahorro de energía y una mayor producción al ser un proceso más constante. Además, se instaló un preconcentrador (LOKI) entre el inactivador enzimático y el evaporador. Su función es preconcentrar el tomate hasta aproximadamente 8,5ºBrix y, de esta manera, liberar trabajo y energía del evaporador empleando además el LOKI la recompresión de vapores. Estas mejoras, provocan que se reduzca en gran medida el consumo de vapor, y por lo tanto el consumo de gas natural.
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