El cierre de 2024 marca un hito extraordinario para las energías renovables en España. Con más del 56% de la electricidad generada a partir de fuentes limpias, si sumamos la energía nuclear, veremos que contamos un mix eléctrico descarbonizado ya al 76%. Este logro consolida al sector renovable como un pilar fundamental en los objetivos climáticos y energéticos del país.
Sin embargo, este éxito también nos recuerda que debemos enfrentar retos estructurales para garantizar el crecimiento sostenido y una transición energética integral.
Un avance notable, pero con importantes retos
Con más del 56% de electricidad limpia, España lidera en Europa a pesar de no contar con grandes ríos para generación hidráulica masiva, como ocurre en otros países. Este progreso refleja el potencial de nuestro país, que cuenta con unos envidiables recursos renovables, y la capacidad del sector para superar desafíos, pero también subraya la necesidad de un marco regulatorio estable y ambicioso, con medidas específicas que animen las inversiones. Además, debemos mirar más allá del sistema eléctrico: tres cuartas partes de nuestra energía siguen dependiendo de combustibles fósiles.
Si no abordamos la transición energética de una forma integral, podríamos ver la contradicción de estar cerca de los objetivos renovables en el sector eléctrico mientras que, de forma global, no se alcanza una descarbonización significativa. No tiene sentido que luchemos por alcanzar esa “última milla” de pasar del 70% al 80% de electricidad renovable a final de la década cuando sectores como el transporte, la industria o los usos térmicos, no integran las renovables de forma eficaz.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) establece metas ambiciosas para 2030, como aumentar significativamente la capacidad fotovoltaica y eólica. Sin embargo, las barreras administrativas y nuevas restricciones autonómicas, como las enfrentadas en Galicia con proyectos eólicos o hidráulicos, amenazan con ralentizar este avance. Es crucial garantizar una regulación coherente y predecible que no desincentive la inversión privada, responsable del 82% de los 308.000 millones de euros previstos por el PNIEC para final de la década.
La propuesta de la Xunta de obligar a la participación local en proyectos renovables, aunque bienintencionada para fomentar la aceptación social, debe aplicarse con mucha cautela porque, tal y como se plantea, no sólo supone una distorsión competitiva y la fragmentación del mercado, sino que podría atentar contra normativa comunitaria plenamente vigente. Este tipo de requisitos podrían desalentar inversores y comprometer los 93.000 millones de euros que el sector necesita. Además, la creciente cantidad de horas a precios cero o negativos en el mercado mayorista, que en 2024 supera el 10%, plantea riesgos económicos. Para integrar más renovables y mantener la competitividad, necesitamos un sistema más flexible y con mayores capacidades de almacenamiento y gestión de la demanda.
El almacenamiento: clave para la estabilidad
El almacenamiento de energía es una pieza fundamental para equilibrar la oferta y la demanda en un sistema con alta penetración de renovables. Tecnologías como baterías avanzadas, almacenamiento por bombeo hidráulico y soluciones innovadoras son esenciales. Las baterías permiten almacenar electricidad en momentos de alta producción y liberarla en los picos de demanda, mientras que el bombeo hidráulico aprovecha excedentes eléctricos para almacenar energía potencial.
El PNIEC establece como objetivo alcanzar 22,5 GW de capacidad de almacenamiento para 2030, un salto significativo frente a las cifras actuales. Sin embargo, la implementación masiva enfrenta barreras como altos costes, falta de incentivos claros y un marco regulatorio insuficiente. Para acelerar su desarrollo, es vital incluir el almacenamiento en las subastas de renovables y crear programas específicos de apoyo. Sin estas medidas, corremos el riesgo de desaprovechar la generación renovable en momentos de baja demanda, aumentando vertidos de energía y perdiendo competitividad.
Autoconsumo: pilar fundamental para la electrificación
La electrificación es esencial para la transición energética y el autoconsumo juega un papel crucial en este proceso. Con un aumento previsto del 34% en la demanda eléctrica para 2030 respecto a 2019, la electricidad se perfila como la solución más rápida y eficiente para sustituir combustibles fósiles en sectores clave.
El sector industrial ha liderado la adopción de soluciones de autoconsumo, reduciendo su huella de carbono y logrando ahorros económicos significativos. Sin embargo, para alcanzar los objetivos climáticos, es necesario ir más allá, electrificando sectores como el transporte y los usos térmicos en hogares e industrias. Esto requiere desplegar infraestructuras de carga para vehículos eléctricos y sustituir sistemas de calefacción basados en combustibles fósiles por soluciones eléctricas avanzadas como las bombas de calor.
Para sostener este incremento en la demanda, es crucial reforzar las redes de transporte y distribución eléctrica, optimizando su gestión con digitalización, redes inteligentes y almacenamiento distribuido. Además, las políticas públicas deben incentivar la adopción de tecnologías limpias y garantizar que todos los consumidores puedan beneficiarse de estos avances.
Biocarburantes y biogás: soluciones complementarias y necesarias
Con más de 34 millones de vehículos en circulación, los biocarburantes ofrecen una solución inmediata para reducir emisiones mientras se acelera la transición hacia vehículos eléctricos. No se trata de elegir entre electrificación o biocarburantes, sino de aprovechar ambas soluciones para cumplir con los objetivos de alcanzar un 48% de energías renovables en el consumo final para 2030.
El biogás y el biometano también son claves para descarbonizar sectores difíciles de electrificar, como la industria pesada y el gas residencial. Aunque el PNIEC duplicó su objetivo para el biometano en 2030, pasando de 10,4 TWh a 20 TWh, seguimos lejos de alcanzar su potencial real. Se necesita un marco de apoyo que facilite su integración en el sistema energético, promoviendo proyectos de economía circular y aprovechando infraestructuras existentes.
Hidrógeno renovable: una apuesta a largo plazo
El hidrógeno renovable representa una promesa para la descarbonización total, especialmente en sectores donde la electrificación directa no es viable. Aunque su desarrollo está en etapas iniciales, su potencial para transformar la industria y el transporte pesado es enorme. Para convertir esta visión en realidad, es necesaria una planificación estratégica que incluya inversión en investigación y desarrollo y un marco regulatorio que incentive su producción y uso. Además, la coordinación a nivel europeo será clave para garantizar acceso a financiación, mercados e infraestructuras.
Al igual que ocurre con la electricidad renovable, que se convierte por sus costes competitivos en un buen argumento de venta para desarrollar industria a nivel nacional que tenga altos consumos de electricidad, como los conocidos centros de datos; el desarrollo del hidrógeno debe ir acompañado por un desarrollo industrial. Las renovables deben convertirse así en una palanca para la reindustrialización de nuestro país.
Un futuro renovable lleno de oportunidades
El éxito de 2024 demuestra el compromiso del sector renovable con la transición energética. Sin embargo, la fragmentación autonómica y propuestas como la obligatoriedad de participación local en proyectos deben revisarse para evitar efectos contraproducentes. Es fundamental trabajar juntos en el diseño de políticas que beneficien tanto a las comunidades locales como al sector.
Cerrar 2024 con un nuevo récord de generación renovable es motivo de orgullo, pero también un recordatorio de que queda mucho por hacer. Desde el almacenamiento hasta la electrificación masiva, pasando por los biocarburantes, el biogás y el hidrógeno renovable, cada paso es crucial. Con un marco regulatorio adecuado, el sector renovable puede liderar la transformación del sistema energético, contribuyendo a los objetivos climáticos y construyendo un futuro más sostenible y competitivo para todos
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