En el marco de WindEurope, que se celebró en Bilbao del 5 al 7 de abril, Energética tuvo la oportunidad de entrevistar a Carlos Albero, market area manager de DNV, quien nos habló de los retos de la eólica onshore en España, y del futuro de la offshore a medio y largo plazo en nuestro país.
¿Cuál cree que son los retos que tiene por delante el sector eólico en nuestro país?
Yo creo que el principal reto es tener un marco regulatorio que nos permita tener una visibilidad a largo plazo. Al final, para implantar fábricas o para desarrollar proyectos lo que hace falta es esa visibilidad a largo plazo.
En España llevamos ya casi 30 años desarrollando la eólica, desde los primeros proyectos, y hemos demostrado que cualquier reto que ha venido lo hemos podido acometer, y que el sector ha apostado por este país como un motor de desarrollo de sus empresas y de sus tecnologías.
En el desarrollo onshore creo que somos uno de los países más atractivos de Europa por recurso eólico, por capacidad de interconexión, por mercado eléctrico… El reto ahora es el sector offshore, que todo el floating se defina, también el plan de ordenación marítimo, y el marco regulatorio para el sector offshore.
La tecnología está ahí, y la oportunidad de agregar tecnologías limpias al mix a un precio competitivo no se puede desperdiciar en el marco en el que nos estamos moviendo.
Hablando de la eólica marina, y tras el impulso del Gobierno de la Hoja de Ruta para el Desarrollo de la Eólica Marina, ¿cuál va a ser la proyección de este sector en España a medio y largo plazo?
Se habla de 3 GW antes de la final de la década. Yo creo que eso es optimista, teniendo en cuenta que el escenario aún no está definido. Si pensamos en un desarrollo de unos siete u ocho años de un proyecto de tramitación, sin contar el desarrollo tecnológico, poner algo en el agua al final de la década sería un éxito. Esa puede ser una alternativa.
La siguiente alternativa, y es un reto también, es el repowering del onshore. España tiene mucho terreno con recurso eólico disponible. Con lo cual, onshore sigue siendo una alternativa viable. Pero, si por lo que sea, los requerimientos onshore empiezan a ser muy elevados, offshore puede ser una alternativa a eso.
A priori, tenemos muchas posibilidades y tenemos un futuro espectacular delante de nosotros, tanto por capacidad de fabricación como por sector y conocimiento local. Cuanta más certidumbre le podamos dar desde el lado regulatorio, va a redundar en un mayor beneficio de todos. Tendremos un mix más limpio, más económico, y más independiente de eventos externos al país, con lo cual yo creo que es positivo en todos los ámbitos.
Una de las dificultades de la eólica marina es su alto coste, en comparación con la eólica terrestre, ¿qué medidas se pueden llevar a cabo para hacerla más competitiva?
Todo lo que sea asegurar que esos proyectos van a tener un desarrollo regulatorio estable y definido va a ayudar a ese sector, ya sea viabilizando los proyectos a través de mecanismos de soporte, a través de un marco regulatorio más estable, o con subastas dedicadas en las que se defina o se haga competir las mismas tecnologías entre sí. Las subastas se han demostrado recientemente que tienen éxito, en el caso de la fotovoltaica y de la eólica.
Hay muchos mecanismos, y huyendo un poco de las subastas y centrándonos en los mecanismos de mercado, se ha demostrado que los proyectos eólicos se pueden impulsar, y los proyectos eólicos de marina flotante y de marina fija se están impulsando, como en la subasta de Scotwind o los últimos del mar Báltico en Alemania.
Vosotros, DNV como empresa, ¿cuáles son las expectativas que tenéis aquí en España? ¿qué proyectos tenéis a nivel nacional?
Nosotros en España, a día de hoy, somos 400 personas dedicadas al tema energético, con unas 20 oportunidades abiertas en la bolsa de trabajo, y lo único que nos planteamos es crecer. Creemos que aportamos al sector una visión muy técnica de todas las competencias que hay, en todas las áreas de generación de energía, y no solo de esa generación sino de su transmisión, distribución y uso final.
Nos vemos como un jugador que puede aportar a ese mercado una visión que va a ser muy difícil de hacerla competir con cualquier otra.
En cuanto a WindEurope, ¿cómo habéis visto este año la feria?
Yo creo que ha sido espectacular. Hemos visto que ha venido mucha más gente que en 2019, muchos más stands, la gente tenía muchas ganas de verse después de todo lo que hemos vivido. Ha sido todo un éxito, hemos tenido un montón de reuniones, y vimos a ver a todos los clientes que pudimos en los tres días. Cuantas más interacciones tuviéramos, mejor.
Teniendo en cuenta el panorama geopolítico actual, con la invasión rusa en Ucrania, que ha hecho que esté el tema del desarrollo de las energías renovables en boca de todos, ¿han cambiado vuestros objetivos a corto/medio plazo?
Yo creo que todavía no, pero es algo que tiene que llegar enseguida. Lo que ha hecho toda esta situación es dar una visibilidad a una incertidumbre en la cadena de suministros, sobre todo del gas, que no se preveía que se alcanzara en un espacio tan corto.
A día de hoy fabricar hidrógeno procedente de electrolisis con energías renovables es más económico que fabricarlo con reformado de gas natural. Es un escenario que se esperaba dentro de 10 años, con lo cual todo lo que sea asegurar esa transición rápida, esa electrificación de la demanda, va a redundar en una mayor independencia energética y en una menor dependencia de fuentes de combustibles fósiles para mitigar el efecto invernadero.
Con lo cual, para mí es sumar uno más uno, y llegar a la conclusión de que hacen falta más energías renovables.
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