Robert Navarro, presidente y consejero delegado de RWE Renewables Iberia

La energía eólica se posiciona como clave en la transición hacia una matriz más sostenible. El informe Global Wind Report 2023 destaca un crecimiento sustancial, con 77,6 GW instalados en 2022. RWE apuesta por la innovación en proyectos eólicos, como Orkoien en España, pionero en reducción de emisiones, allanando el camino hacia un futuro energético más verde.

La eólica ha emergido como una de las fuentes de energía más prometedoras y competitivas en la lucha contra el cambio climático. Con el crecimiento de la conciencia sobre la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y avanzar hacia un futuro más verde, este sector ha experimentado un aumento significativo en los últimos años.

Según el Global Wind Report 2023, elaborado por el Global Energy Council (GWEC), en el ejercicio 2022 se instalaron 77,6 GW de nueva potencia. Así, la capacidad instalada de energía eólica a nivel mundial creció un 9% en 2022, hasta situarse en 906 GW. El organismo prevé que las cifras de 2023 superen los 100 GW de nueva capacidad agregada a nivel mundial y que para 2030 se logré una capacidad instalada acumulada de 3.200 GW.

En España, con más de 30 GW de capacidad acumulada, la energía eólica constituye la principal fuente de generación eléctrica en el país, superando el 24% de la cobertura de la demanda en 2023. Sin embargo, aún se necesita un mayor impulso para alcanzar los objetivos establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que prevé una capacidad eólica, incluyendo terrestre y marina, de 62 GW para 2030.

En este contexto, RWE, como parte de su ambicioso plan de inversión verde para el período 2024 a 2030, estimado en 55 mil millones de euros, prevé destinar el 40% en expandir su negocio eólico y solar terrestre, y el 35% en proyectos eólicos marinos, en línea con los objetivos climáticos de la Unión Europea: limitar el calentamiento global a 1.5 grados y alcanzar emisiones netas cero para 2024.

Por ello, la sostenibilidad debe situarse en el centro de la estrategia corporativa, reconociendo la necesidad de forjar un modelo de negocio que abarque tanto los impactos actuales como futuros de las cadenas de valor. Esto subraya la imperiosa necesidad de implementar un enfoque sistemático para identificar y abordar los desafíos ambientales, sociales y de gobernanza. En este sentido, los avances tecnológicos desempeñan un papel crucial en la mejora de la eficiencia y la reducción del impacto ambiental de los proyectos eólicos.

Un ejemplo destacado en España es el proyecto eólico terrestre de Orkoien, cerca de Pamplona. Este proyecto, desarrollado por RWE, ha sido pionero en el uso de tecnologías innovadoras para reducir tanto el impacto durante la construcción como las emisiones de gases de efecto invernadero durante la operación.

Así, una de las innovaciones clave utilizadas en el proyecto Orkoien fue la adopción de tecnologías de aparamenta de media tensión que evitan el uso de hexafluoruro de azufre (SF6), un gas de efecto invernadero con un alto potencial de calentamiento global. En su lugar, se utilizó una combinación de aire seco y fluorocetonas C5 como alternativa, lo que permite reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la operación del parque eólico.

Asimismo, fuera de España, RWE cuenta con proyectos muy significativos de innovación y de uso de materiales circulares, como son los parques eólicos marinos de Kaskasi (Alemania), Sofia (Reino Unido) y Thor (Dinamarca), que utilizarán palas reciclables. Además, en este último parque se utilizarán GreenerTowers, lo cual supone un avance considerable hacia la energía verde, al utilizar componentes más sostenibles. La compañía también ha integrado iniciativas sostenibles en varios de sus parques eólicos terrestres, incluyendo la mejora de la protección de los pájaros en Black Blades, en Países Bajos, y el uso de una tecnología de elevación de palas para evitar cortar árboles en el parque eólico Selinus en Italia.

En definitiva, al combinar la innovación con un enfoque centrado en reducir el impacto ambiental y las emisiones de gases en efecto invernadero, estos proyectos sientan las bases para contribuir a alcanzar la neutralidad climática en 2040 y a garantizar un suministro de energía más ecológico para las generaciones futuras.