Latinoamérica ha sido y seguirá siendo una fuente de oportunidades para compañías españolas de energías renovables que vieron cómo España pasó de ser una auténtica potencia mundial en este sector a principios de los 2000, con la ayuda de las primas, todo sea dicho, a paralizar toda actividad con la llegada de la crisis económica.
Y es que con la llegada de la crisis en 2008 se redujeron las ayudas a las renovables, llegaron los cambios normativos -en algunos casos retroactivos-, y la actividad comenzó a paralizarse. Las tecnologías para generar energías limpias eran entonces muy costosas, sobre todo la fotovoltaica, y necesitaban unas primas muy altas para ser sostenibles.
De este modo, tras la parálisis del sector con la crisis y el cese abrupto de las subvenciones a las renovables, Grenergy apostó por una estrategia de diversificación geográfica centrada en Latinoamérica, una región en auge que reunía las condiciones ideales para el desarrollo de las energías renovables.
En este contexto, en 2012 plantó su bandera en Chile, en 2013 lo hizo también en México, en 2014 en Perú, en 2015 en Colombia y un año más tarde en Argentina. Cinco años abriendo mercados bajo una estrategia regional muy trabajada, pero sin perder de vista España, un mercado estratégico por su riqueza en recursos y en el que tarde o temprano se volverían a retomar las inversiones en energías renovables como hemos visto en estos últimos cuatro años.
Pero su apuesta por la diversificación no solamente ha sido geográfica. En estos doce años de recorrido, la compañía también ha diversificado su tecnología con el desarrollo de proyectos tanto de energía eólica como de energía fotovoltaica al entender que para ser una matriz 100% renovable el conjunto solar y eólico es imprescindible, sobre todo teniendo en cuenta que las tecnologías han madurado y que ambas son las energías más baratas del mercado. Tanto es así que a día de hoy Grenergy posee una cartera de proyectos de ambas tecnologías de más de 2.500 MW en distintas fases de desarrollo, repartidos entre España, Chile, Perú, México, Colombia y Argentina y que pretende duplicar hasta los 5.000 en los próximos años.
Chile, un enclave estratégico
Y en esta tupida red que han ha ido tejiendo en Latinoamérica, Chile es uno de los enclaves geográficos estratégicos. La compañía es la empresa con más plantas fotovoltaicas conectadas a la red del país andino, al sumar ya 20 plantas conectadas y 9 en construcción, de un total de 38 proyectos cuya venta ha sido acordada con diferentes inversores internacionales.
Entre los más recientes el acuerdo con la canadiense CarbonFree para la venta y construcción de cuatro plantas solares por 29 millones de euros; la alianza sellada con Sonnedix para la construcción de dos plantas solares con una potencia de 18 MWp y una inversión total de 17,5 millones de dólares (unos 15,4 millones de euros); o el proyecto alcanzado con la surcoreana Daelim sobre la venta y construcción de doce plantas solares con una potencia de 125 MWp y una inversión total de 142 millones de dólares -en torno a 125 millones de euros-.
Pero, ¿por qué Chile? Muy sencillo: por su ambiciosa política energética basada en las renovables. Chile apuesta por un futuro “limpio”, un futuro en el que las renovables sean sus principales fuentes de energía. Y para ello se ha convertido en el líder en inversión y uso de estas alternativas a nivel mundial. De hecho, entre sus objetivos de cara al año 2025 establecen que el 20% de la energía eléctrica producida en el país debe provenir de fuentes renovables no convencionales. Todo ello para reducir en el futuro las emisiones y combatir así el cambio climático.
Perú, fuente de recursos
Pero no solo Chile es un enclave estratégico en la región de LATAM para esta compañía que asume todas las fases del proyecto; desde su desarrollo, pasando por su construcción y estructuración financiera hasta su operación y mantenimiento. Perú es también un lugar privilegiado por sus enormes condiciones para la radiación y los recursos eólicos. Allí Grenergy tiene previsto arrancar en este 2019 la construcción de Duna y Huambos, dos parques eólicos que contarán con una potencia instalada de 36,8 MW, y que venderán la energía producida por un período de 20 años al Ministerio de Energía y Minas de Perú.
Ambos parques están situados en Chota, provincia de Cajamarca, a más de 2.400 metros sobre el nivel del mar, y serán los primeros en la Sierra del Perú, un lugar geográficamente estratégico por sus condiciones meteorológicas excepcionales para la generación de este tipo de energía, ya que disfruta de más de 5.000 horas netas de viento al año.
Asimismo, su puesta en marcha -prevista para finales del segundo trimestre de 2020- se enmarca en el ambicioso plan de la Administración peruana de cubrir el 60% de la demanda energética del país utilizando energías limpias en 2025 y electrificar zonas de difícil acceso. Precisamente con este objetivo, convocó una subasta pública en 2016 en la que Grenergy se hizo con estos proyectos eólicos batiéndose cara a cara con gigantes de la talla de la italiana Enel o la francesa Engie (GDF-Suez).
Igualmente, la compañía ya ha iniciado la construcción del parque eólico Kosten, situado en Chubut, una provincia de la Argentina patagónica. Precisamente, este proyecto, forma parte del programa RenovAr, puesto en marcha por la Administración argentina para cumplir con el objetivo de cubrir el 20% de la demanda energética del país utilizando energías renovables para el año 2025, un porcentaje que actualmente se sitúa por debajo del 5%.
Y es que el éxito de esta compañía ha sido el de saber adaptarse a las circunstancias y a las tendencias que han permitido el desarrollo de las energías renovables en los últimos años. El próximo reto, aseguran, serán las baterías, el almacenamiento de la energía en la que ya trabajan a través de un proyecto piloto en Chile y que sin duda protagonizará la próxima revolución del sector.
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