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Renovables marinas, la solución a una crisis energética en tierra

Pedro Mayorga, Presidente de APPA Marina

 Renovables marinas, la solución a una crisis energética en tierra

Las energías marinas constituyen un magnífico ejemplo de un potencial infrautilizado que está llamado a tener un importante papel durante esta década y las siguientes.

Desde la crisis del petróleo, hace casi medio siglo, el mundo no ha vivido un momento tan convulso en el sector energético. Al igual que entonces, la energía muestra su activo como un valor geopolítico, capaz de doblar voluntades, en respuesta a un conflicto armado. La dependencia energética no es un mero asiento contable en las cifras de un país, es una debilidad real de toda la economía en su conjunto y, como todas las debilidades, debemos trabajar para minimizarla.

Los distintos planes de impulso a las renovables de la Comisión Europea van por este camino, tratando de marcar una senda para que el Viejo Continente vaya abandonando la dependencia de la importación de combustibles fósiles y sustituyéndola por una mayor presencia de energías renovables. Dentro del amplio abanico que suponen estas energías, las energías marinas constituyen un magnífico ejemplo de un potencial infrautilizado que está llamado a tener un importante papel durante esta década y las siguientes.

El mar es una fuente inagotable de energía que podemos aprovechar. Las energías del mar, tal y como se denominan en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), engloban distintas tecnologías: olas, corrientes, mareas, gradiente térmico o gradiente salino. Sin embargo, es la eólica, llevada al mar, la que ha tenido un mayor desarrollo debido a su reducción de costes. La eólica marina ha tenido un crecimiento absolutamente espectacular a nivel mundial. Según World Forum Offshore Wind, 2021 se cerró con la instalación de 15.666 MW a nivel mundial, multiplicando por quince las cifras de apenas cinco o seis años atrás. En la primera mitad de 2022 ya se ha instalado un 30% más de potencia eólica marina que en todo 2020.

Estas cifras deben ponerse en su justo contexto. Según el Global Wind Energy Council, la eólica marina supuso el 22% de la nueva potencia eólica incorporada a nivel mundial en 2021, una quinta parte. El año precedente, solo supuso el 7%. Como vemos, el desarrollo de esta forma de generación limpia está siendo espectacular.

España no puede ni debe quedarse al margen de este desarrollo, tanto por la necesidad de incorporar nueva energía renovable a nuestro sistema sino también por la oportunidad que significa para nuestra industria nacional. Nuestro país cuenta con importantes universidades, centros de investigación y centros de ensayo por toda nuestra geografía (BIMEP, IHC, PLOCAN, HARSHLAB, CEHIPAR, CEDEX, CENER, MCTS El Bocal…), tecnólogos especializados en energías marinas, empresas de fabricación y astilleros.

Disponemos de los mimbres necesarios para liderar el desarrollo de la eólica marina flotante, la más adecuada para nuestras costas, con empresas activas a nivel internacional.

Nuestra experiencia en proyectos internacionales, donde somos reconocidos, debe servir como tarjeta de presentación para el desarrollo eólico marino nacional. Por las características de nuestras costas, con grandes profundidades a poca distancia de la costa, la solución mayoritaria será la eólica flotante lo que nos permitiría, si avanzamos sin más retrasos con los primeros proyectos conectados a red, posicionarnos como referentes a nivel mundial.

Estamos ante una oportunidad de oro que no podemos dejar pasar. Las renovables, por su carácter distribuido, evitan episodios como los que estamos viviendo actualmente, donde países con recursos fósiles pueden utilizar sus exportaciones como una herramienta más para coaccionar a los países necesitados de la energía. Si gran parte de la energía que consumimos es generada en nuestra tierra, o en nuestros mares, seremos menos dependientes y, por tanto, evitaremos situaciones de vulnerabilidad.

Evidentemente, llegamos tarde ya para la crisis energética que vivimos. La apuesta realizada por las energías renovables ha de multiplicarse y pasar de la tierra al mar, pero no por esta crisis geopolítica, sino por las siguientes o por la muy actual crisis climática. Cuando dentro de otro medio siglo echemos la vista atrás, será importante ver que nuestro desarrollo nos ha permitido alcanzar los objetivos de descarbonización marcados. Pero, aún más importante, será ver que ese desarrollo ha traído empleos de calidad a nuestros trabajadores, crecimiento industrial sostenible y vida a nuestros astilleros y fábricas.

 

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Artículos sobre energías de los mares y océanos | 27 de septiembre de 2022 | 1302

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