Terminamos 2023 con la celebración de la COP28 en Dubai, del 30 de noviembre al 12 de diciembre, y la gran discusión ha sido cómo definir la reducción del uso de combustibles fósiles de forma progresiva hasta acabar completamente con ellos. Este punto fue uno de los más controvertidos, donde las posiciones de los diferentes países estaban enfrentadas entre aquellos que defienden la reducción progresiva, o los que prefieren que se establezcan objetivos para su eliminación progresiva. Aunque parezca tan solo una cuestión semántica, no es lo mismo acordar una reducción a una eliminación. Esta diferencia conlleva importantes repercusiones para los países productores de combustibles fósiles.
De acuerdo con Naciones Unidas, el petróleo, el carbón y el gas natural comprenden el 80% de la demanda de energía primaria actual a nivel mundial. Su quema libera dióxido de carbono, que contribuyen a la generación del efecto invernadero que provoca el calentamiento global y el cambio climático. En España, casi un tercio de la energía eléctrica que consumimos la generamos con la quema de gas natural, carbón o petróleo.
Además, el 74% de la energía demandada por parte de la industria mundial es en forma de calor, lo que dificulta el proceso de descarbonización del sector industrial, que actualmente es el primer sector el mundo y el segundo en España en emisiones de gases de efecto invernadero.
Un futuro descarbonizado como el que estamos construyendo deberá afrontar los retos de la descarbonización de la industria o la incorporación de energía renovable en horas nocturnas.
En este contexto, los sistemas de concentración solar térmica representan una alternativa renovable al consumo de combustibles fósiles para la generación de calor a media y alta temperatura en procesos industriales (a partir de 100 grados), lo que suponen el 70% de la demanda del total de la industria.
Los sistemas de autoconsumo termosolar, a través de los colectores solares de concentración, permiten alcanzar temperaturas muy elevadas y son capaces de suministrar calor de origen renovable a industrias como la alimentación y bebidas, química o farmacéutica, y en procesos como el blanqueamiento, la ebullición, el limpiado, la destilación, la producción de agua caliente, etc.
Existe un gran mercado de calor de proceso industrial en el rango de 100 a 400ºC en la Unión Europea, y los sistemas de calor solar concentrado tienen potencial para aumentar su capacidad instalada y alcanzar los 150 GW térmicos en 2030.
Óscar Balseiro, secretario general de Protermosolar
La versión revisada del PNIEC 2023-2030 eleva el objetivo de penetración de renovables para 2030 hasta el 48% sobre el consumo final de energía, y una producción renovable del 81% del total de la energía eléctrica generada en nuestro país.
En Protermosolar estamos plenamente convencidos de que la tecnología termosolar tiene un rol determinante en el ámbito de la transición energética de las energías renovables. Nuestra tecnología proporciona energía y potencia síncrona renovable y aporta al sistema un respaldo y seguridad de suministro equivalente al que aportan otras tecnologías fósiles. No olvidemos que el reto de la transición energética se asienta en la sustitución definitiva de la energía producida con tecnologías emisoras como el gas natural mediante el uso de tecnologías renovables, y reducir así la dependencia actual del gas natural, evitando además la volatilidad de precios que se produce en los mercados.
Además, el grado de penetración de renovables como la solar o la eólica están ya provocando desequilibrios entre generación y demanda. Una apuesta por la tecnología termosolar permitiría afrontar retos como la descarbonización de la industria, corregir los desequilibrios producidos por las nuevas fuentes de generación renovables e incorporar energía renovable síncrona a ser generada, sobre todo, en horas nocturnas.
El valor de la tecnología termosolar no se debe medir exclusivamente por el coste de la energía producida, ya que su papel va más allá. La tecnología termosolar no es competitiva por electrón verde generado, es competitiva si se considera esa versatilidad de servicios que ofrece. Esperamos que esta polivalencia sea reconocida tanto en la versión definitiva del PNIEC como en futuros mecanismos de subasta que definan un esquema regulatorio que reconozca esa versatilidad que cada vez más necesita el sistema eléctrico español.
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