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La sostenibilidad es un valor clave en el futuro y el presente de la construcción. Para que una vivienda sea confortable, tener unas ventanas que cumplan al máximo con la eficiencia energética es un elemento fundamental. Sobre todo, porque las ventanas son el punto crítico de la vivienda: por esos huecos en la fachada se va el 25% de la energía.
Desde las materias primas hasta el proceso de fabricación, la sostenibilidad es un factor con un peso decisivo hoy en día. Si estás pensando en cambiar las de tu casa, consulta con especialistas en ventanas energéticamente eficientes para asegurarte el ahorro. El sector está comprometido con la lucha contra el cambio climático, pero es mejor consultar antes de tomar decisiones precipitadas.
Con la eficiencia energética en mente, el sector ha ido desarrollando y puliendo diferentes materiales para que tus ventanas sean las más sostenibles. Pueden ser ventanas PVC, de aluminio o de madera tratada. Y en el sector hay nuevas tendencias: ventanas de triple acristalamiento, passivhaus o de doble cristal. Te contamos todo lo que necesitas saber.
El PVC, la opción más demandada
No es ninguna tontería que las ventanas PVC sean la opción con más demanda por sus muy completas prestaciones. Además, tienen un mantenimiento mínimo porque se pueden limpiar solo con agua y jabón, lo que alarga su vida útil. Además, se reciclan al 100% un porcentaje que pocos productos pueden alcanzar.
El aislamiento es otra de las categorías en las que destaca el PVC. Es un material compuesto en un 57% de sal y ha conseguido reducir la demanda de calefacción hasta un 40%. En el caso del aire acondicionado lo consigue en un 32%. También es importante el aislamiento acústico: con el PVC, la entrada de ruido se contrae hasta en 48 decibelios.
El aluminio, elegante y con un diseño más variado
El aluminio es el segundo material más utilizado en la fabricación de ventanas. Para que sea lo más eficiente posible necesita un aislamiento ventana doble o triple cristal con rotura del puente térmico. Se trata de un material aislante, resina o poliamida, que garantizará la eficiencia energética.
Tradicionalmente, en España se habían instalado ventanas de aluminio simple que tienen buena culpa del despilfarro energético en el parque inmobiliario. Nada que ver con las que se fabrican ahora y que incorporan una innovación que marca la diferencia. Si además quieres tener más opciones para elegir un color y que tus ventanas sean negras o de aspecto industrial, el aluminio es tu mejor aliado.
El alto rendimiento de las ventanas Passivhaus
La última tendencia del mercado son las ventanas Passivhaus, que se han diseñado para cumplir con los estándares de las casas pasivas, un modelo de construcción que busca tener la máxima eficiencia energética. Este tipo de viviendas rebajan al mínimo el consumo tanto de calefacción en invierno, como de aire acondicionado en verano.
Este tipo de ventanas tiene triple acristalamiento, es decir, tres capas de vidrio con cámaras de un gas inerte como el argón o el kriptón entre ellas. Así reducen la pérdida de calor hasta casi anularla. También tienen marcos altamente aislantes, que generalmente son de PVC, de madera tratada o de aluminio con rotura de puente térmico. Así evitan que se transmitan tanto el frío como el calor.
La gran ventaja de estas ventanas es que son herméticas. Su diseño minimiza las filtraciones de aire, así que es más fácil que la temperatura de dentro de tu casa se mantenga estable, tanto en invierno como en verano. Además, reducen las pérdidas de calor o el sobrecalentamiento cuando el verano aprieta gracias a su baja transmitancia térmica.
Lo mejor de este tipo de ventanas que aprovechan al máximo la energía del Sol, que además, es gratis. Permiten que la luz entre en tu casa y que el calor lo haga también en invierno. Si te deciden por este tipo de ventanas, estarás contribuyendo a la eficiencia energética de toda tu casa o del edificio donde esté tu vivienda. Los expertos calculan que las ventanas Passivhaus ayudan a reducir el consumo energético en un 75% si se comparan con los edificios de viviendas convencionales.
El movimiento Passivhaus
El movimiento de las casas pasivas empezó en Alemania ya a finales de la década de 1980. Sus creadores fueron el físico alemán Wolfgang Feist y Bo Adamson, un profesor sueco. Ambos estaban investigando cómo se podían construir edificios que tuvieran un consumo energético mínimo por si venían mal dadas. Y lo mejor, querían que eso no comprometiera el confort térmico. Más en Alemania, donde las temperaturas en invierno pueden bajar muchísimo.
La primera vivienda de este tipo se construyó en 1991 en Darmstadt, una ciudad alemana. Con ella, se demostró que se podía reducir el consumo de calefacción hasta en un 75% respecto a las viviendas convencionales. El concepto se ha expandido desde entonces, sobre todo en Austria, Suiza y Suecia.
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