El Consejo de Europa ha dado el último paso para que la Unión Europea ratifique el Acuerdo de París. La ratificación conjunta es una buena noticia tanto para la entrada en vigor inmediata del Acuerdo, como para Europa, que si no ratifica corría el riesgo de no poder ocupar una silla en las negociaciones del instrumento. Con este acto se intenta además corregir una pérdida de visibilidad internacional en la arena de la lucha contra el cambio climático.
La Fundación Renovables considera que España debe también asumir su responsabilidad y ratificar el Acuerdo, para lo que el Gobierno debe llevar, con carácter de urgencia, el instrumento de ratificación al Congreso y, una vez éste lo apruebe, depositarlo en la ONU.
Para la Fundación Renovables, la firma como Unión Europea debe servir para volver a impulsar políticas ambiciosas, porque los europeos y europeas esperan que la región lidere la lucha contra la descarbonización y el desarrollo de las renovables de manera coordinada.
El Acuerdo de París se comprometió a mantener el aumento de las temperaturas muy por debajo de 2 grados, y hacer todo lo posible para no sobrepasar el 1.5. Este compromiso es más que retórica y significa descarbonizar las economías de la Unión Europea lo antes posible.
Sin embargo, ninguna de las políticas y medidas de la Unión relacionadas con el cambio climático en los dos últimos años ha asumido este nivel ambición. Si con la ratificación conjunta pretenden retomar la senda de la coherencia, durante este otoño tendrán la ocasión de demostrarlo con medidas concretas.
El 30 de noviembre se presentará la revisión de la Directiva de Renovables que esperamos incluya algunos elementos importantes.
Más allá del 27% en renovables
La Unión Europea debe fijarse el objetivo de participación de las renovables en un 27% para 2030 solo y exclusivamente como un suelo que mejorar. Para la Fundación Renovables, el objetivo europeo de renovables debería ser del 45% para 2030. Si la Unión Europea no aspira a nada más que al 27%, puede olvidarse de seguir siendo líder en este sector en los próximos años. La Unión debe reconocer este hecho y deberá incentivar a aquellos estados miembros dispuestos a ir más allá.
Además la Directiva debe proponer un marco europeo para el autoconsumo que permita hacer realidad las posibilidades de desarrollo de este sector tal como recoge un estudio reciente que afirma que la mitad de la población europea podría producir su propia energía en 2050, si fuese apoyada por el marco legislativo adecuado.
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