Unanimidad de los vecinos, intermediarios y desconocimiento: las tres barreras del autoconsumo colectivo

¿Por qué es tan complicado realizar instalaciones fotovoltaicas en comunidades de vecinos? La startup Soof nos ofrece su visión de este asunto y los motivos principales que dificultan su desarrollo.

La transición hacia una sociedad basada en la energía renovable y sostenible está cada vez más cerca. Es una tendencia que va al alza, ya que una gran parte de la población está concienciada que el cambio climático es una realidad y se deben tomar medidas preventivas para combatirlo.

España es de los países de Europa con más horas de sol. Se calcula que hay unas 2.500 horas de sol anual, lo equivalente a unos 300 días de sol. Y se estima que sólo hay unas 60.000 instalaciones solares en un territorio de más de 500.000 km2. En contraposición con Alemania, líder europeo en instalación de autoconsumo, que con una superficie de sólo 350.00 km2, tiene una de las mayores cantidades de instalaciones solares: unos 1,5 millones de tejados solares.

Entonces, la duda que surge es si España es uno de los países europeos con más horas de sol, ¿por qué es tan complicado realizar instalaciones de módulos fotovoltaicos en edificios de vecinos? La startup Soof nos ofrece su visión de este asunto y los motivos principales que dificultan su desarrollo:

  1. Unanimidad de los vecinos. Para que una propuesta de instalación de paneles fotovoltaicos siga adelante, un 33% de los vecinos deben apoyarla. Esto es, si no hay un 33% mínimo de vecinos que estén de acuerdo con la idea de la instalación fotovoltaica, no se podrá hacer. Y en la mayoría de las ocasiones es difícil que así sea por la falta de conocimiento sobre la instalación de placas solares.
  2. Intermediarios que dificultan la gestión. En todos los procesos de cambio hay muchos intermediarios para asegurar el correcto planteamiento, desarrollo y funcionamiento. Pero sí que es verdad que en el ámbito de las instalaciones de fotovoltaicas la presencia de tales intermediarios y trámites largos y pesados se ven como barreras disuasorias que hacen difícil el proceso.
  3. El desconocimiento. Como pasa en todas las nuevas tendencias e innovaciones, hay un miedo irracional al cambio. Cuando se presenta una nueva oportunidad aparecen dudas, temores, inseguridades. No saber qué parte cubrir de los gastos, no tener ni idea de cuánto espacio físico se necesita, miedo a las consecuencias de la instalación como la aparición de goteras…