Energética 222. Diciembre 2022
BALANCE 2022 Y PERSPECTIVAS 2023 mercados exteriores, aunque el mercado nacional tampoco ha escapado a esta ten- dencia. La idiosincrasia del tejido industrial español es atípica con respecto al resto de Europa, muy heterogénea, conformándose con un casi 80% de pymes en nuestro sector y dotando al país de un empleo de alta cali- dad, que la regulación española debería mi- mar y cuidar para que no se destruya. La crisis de semiconductores y materias primas a la que he hecho mención al inicio del artículo nos ha dado una buena lección: la cadena de suministro debe ser lo más lo- cal posible. Para ello los proveedores de tec- nologías, es decir, la industria de bienes de equipo eléctrico española, debe ser capaz de sobrevivir a esta incertidumbre que se nos avecina por la parte regulatoria, sumada a la crisis energética y económica coyuntural. La experiencia nos ha mostrado que cuando un fabricante cierra, no vuelve a resurgir, y ese talento de innovación tecnológica localizado en España desaparece. Somos un país que destaca por sus redes de transporte y distri- bución, en gran medida gracias a la inversión innovadora de los fabricantes. Apostar por la innovación local nos permitirá mantener nuestra actual posición competitiva. En este sentido, merece también la pena destacar el fuerte crecimiento que han ex- perimentado los sistemas de alimentación ininterrumpida (SAIs) a partir de la pandemia cuando se reforzaron esos equipos y servi- cios en infraestructuras tan críticas como hospitales, servicios sanitarios, aeropuertos y servicios generales. Los SAIs garantizan el funcionamiento continuo de las cargas críti- cas, fundamentalmente cuando se pueden ver afectados por alguna perturbación del suministro eléctrico. En otro orden de cosas, no debemos per- der nunca de vista que el software es un ac- tivo más de la red eléctrica que requiere ser mantenido y modernizado para responder a la evolución de los requisitos de las apli- caciones de centros de datos, instalaciones sanitarias, etc. Gracias a la sensórica y siste- mas de monitorización de la red se obtiene información permanentemente actualizada y en tiempo real, del estado y condiciones de operación de los activos de red. La crisis del gas ocasionada por Rusia ha dejado bien patente la necesidad de acele- rar la transición energética para evitar la de- pendencia de terceros países en materia de energía. Las energías renovables son el sustento de nuestra futura independencia energética y la única posibilidad de vencer el cambio climá- tico. España es un país de sol y viento en el que afortunadamente se ha apostado desde hace más de dos décadas por esas fuentes de generación. Y este año no ha sido menos. La inversión en generación renovable tanto de gran tamaño como distribuida, incluso para autoconsumo, se puede calificar de re- levante. Igualmente, más electricidad más distribuida exige reforzar la red y dotarla de la inteligencia necesaria, a través de su digitali- zación, para gestionar flujos de energía eléc- trica bidireccionales e intermitentes. Podemos decir que la inversión en renova- bles y en la transformación de las redes se ha producido de una forma estable y sostenida tanto en España como en otros países del entorno y del contexto internacional. En se- gundo lugar, hemos asistido a la entrada en escena del almacenamiento electroquími- co, lo que supone una gran noticia. Nuestro país posee capacidad de almacenamiento hidráulico gracias a las centrales de bombeo, lo que es otra buena noticia. Así las cosas, la sofisticación del sistema eléctrico, junto con la generación distribuida, va a exigir almace- namiento electroquímico distribuido, que ya empieza a florecer. No me quiero olvidar de algo tan necesario como la infraestructura de carga pública del vehículo eléctrico. Pues bien, también ese emergente nicho de mercado empieza a te- ner visibilidad de manera creciente y sólida en nuestra sociedad. Pero si algo hemos aprendido este año es que la vulnerabilidad estratégica que te pro- porciona la dependencia en materia energé- tica es un talón de Aquiles que es necesario reforzar primero y extirpar después. Durante años hemos pensado en el gas como el complemento ideal para acompa- ñar a la transición energética hacia la neu- tralidad de la huella de carbono de nuestra economía. Sin embargo, Putin se ha encarga- do de mostrarnos que esa muleta del gas es frágil y traicionera, y que solo acelerando el camino de la transición energética mediante la electrificación de nuestra economía y la instalación masiva de fuentes de generación renovable lograremos hacer fuerte nuestra economía y nuestro Estado del bienestar sin comprometer además el futuro de las gene- raciones venideras ◉ 83 ENERGÉTICA XXI · 222 · DIC 22
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