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Balance 2022 y perspectivas 2023 para la cogeneración

Julio Artiñano, presidente de Cogen España

 Balance 2022 y perspectivas 2023 para la cogeneración

El futuro es incierto energéticamente hablando y nadie tiene claro, como vimos en las Jornadas de Cogen España de perspectivas para el 2023, si este escenario de precios caros acabará en 2 o 3 años o al final de esta década, pero apostar por la cogeneración eficiente y flexible es una apuesta segura para el mix tecnologías de generación en un escenario de postguerra de Ucrania.

 

El futuro es incierto energéticamente hablando y nadie tiene claro, como vimos en las Jornadas de Cogen España de perspectivas para el 2023, si este escenario de precios caros acabará en 2 o 3 años o al final de esta década, pero apostar por la cogeneración eficiente y flexible es una apuesta segura para el mix tecnologías de generación en un escenario de postguerra de Ucrania. 

No estábamos tan desacertados el año pasado en esta misma columna cuando, mencionando la geopolítica, hablábamos de que los precios energéticos altos justificaban más que nunca la eficiencia, y eso que aún no habíamos visto el gas a más de 200 €/MWh que hemos llegado a tener este verano. 

Las crisis hacen cambiar los paradigmas y buscar nuevas soluciones. Esto es lo que nos tocará en 2023, que parece que aún será un año de transición antes del fin de la crisis energética, quizá en 2025 siendo optimistas. Pero en 2025 nadie tiene claro cuál va a ser al escenario que quedará. Pensamos que volveremos a ver un gas a precio ‘normal’, pero esa normalidad aún no está definida, y esta es la tesitura a la que se enfrenta ahora cualquiera que quiera acometer inversiones en diversificar sus tecnologías para cubrir las demandas térmicas. 

Si alguna vez hace falta que llegue la histórica “marea de gas”, ese será el momento. De momento solo vemos que Europa está invirtiendo en todo a la vez. Hace infraestructuras de gas, pues la transición energética está siendo más lenta que lo esperable (a la fuerza ahorcan, o congelan en este caso), y al mismo tiempo acelera en inversiones en renovables. Lo primero es nuevo, y ya tenemos un marco de inversiones con la taxonomía que lo permite, aunque también en nucleares. El dilema es que para tener precios de gas competitivos te obligan a que te comprometas a largo plazo, y por eso hay también ragasificadoras on shore, a parte de las que van en barco de rápida ejecución.

Si miramos de reojo al continente americano, que se está llevando el grueso de los beneficios de esta situación, vemos que a la larga hay que seguir compitiendo con ellos, y si su gas es barato no nos queda otra que contar con algo parecido a lo que ellos tienen (más el costo de transporte que es diferencial).

En México se siguen construyendo ciclos combinados a todo tren. Se han adjudicado en este sexenio de López Obrador más de 14 y consumen gas americano por tubo -con toda la infraestructura que implica a largo plazo -.

Al final todo converge en un mercado global y los recursos no son infinitos. Por ello, como decíamos al inicio, invertir en eficiencia es una apuesta segura en un mix de combustibles fósiles y renovables -caros- con que se enfrenta la industria para satisfacer sus demandas térmicas. Y para cuando todas estas inversiones arranquen después del 2025, el escenario de costes entre todas ellas es posible que sea otro de mayor igualdad.

La cogeneración es agnóstica es el uso de combustibles, y sea el que sea el que se tenga que usar hay que hacerlo de la forma más eficiente posible y, por tanto, más competitiva posible.

No obstante, la cogeneración tiene sus propios retos y todos ellos pasan por integrase en el sistema eléctrico, sin perder su aportación de apoyo a la industria. En España el 90% de la cogeneración es industrial, frente a un Alemania, por ejemplo, donde los district heating tienen casi tanto peso como la cogeneración industrial.

Para conseguir este reto debemos hacer los deberes y evolucionar como energía distribuida, pero también flexible. Ello conlleva integrar sistemas de almacenamiento eléctrico, pero fundamentalmente térmico, que desacople generación y demanda.

Siendo flexibles podremos integrarnos más fácilmente en el mundo renovable que está por venir, para a poder dar servicio en los momentos en que las renovales no operan porque no hay sol y/o no hay viento, principalmente al atardecer y en las últimas horas del día, según las curvas de pato.

Además, hay que apostar, como ya venimos promoviendo desde las asociaciones de cogeneración, a que se hagan proyectos piloto a escala industrial con los nuevos combustibles, que no son solo el biogás/biometano o los gases sintéticos -que por cierto ya los hay operativos-, sino también con hidrógeno, como ya se está haciendo en Francia en papeleras o en Alemania en aeropuertos y en otras aplicaciones de servicios.

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Artículos sobre cogeneración | 07 de febrero de 2023 | 1285

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