Hasta la fecha, las compañías energéticas se han centrado principalmente en la eficiencia y en la reducción de costes, poniendo el foco en aspectos como la implantación de contadores inteligentes o la automatización de las redes. No obstante, la creación de nuevos modelos de negocio, la monetización de los datos o el aumento de capacidades de customer engagement, están cambiando el rumbo hacia una estrategia en la que el cliente está en el centro.
La relación entre Big Data e IoT
En este contexto, estas nuevas tecnologías suponen, además, una nueva forma de conectar personas y objetos facilitando el acceso a productos y servicios. Hablar de Big Data es hablar de una gestión exponencial de los datos, pero no podemos desligar del Big Data la conectividad de las cosas (IoT), pues son la fuente de información desde la que se obtiene mayor cantidad de datos y que permiten acercar la oferta a la demanda haciendo más eficiente el uso de recursos y logrando precios más competitivos. Dentro de esta estrategia, dar valor al “dato” es un aspecto clave; tanto para conseguir un aumento en eficiencia operativa y ahorro energético, como para la mejora de la experiencia de los consumidores mediante la generación de conocimiento de valor.
En dos años se estima que habrá más de 30.000 millones de cosas conectados (sensores, termostatos, sistemas de ventilación, iluminación, contadores...) que permitirán controlar buena parte de la demanda eléctrica. Mediante el internet de las cosas es posible obtener una gran cantidad de datos relativos a consumos que se gestionan con tecnología Big Data. Con el uso de técnicas analíticas se procesan los datos de consumo permitiendo recomendar un ajuste en la potencia contratada o discriminar entre una oferta u otra. Si, adicionalmente, hacemos uso de inteligencia artificial e incluimos dispositivos de domótica cognitiva, podemos pasar de una analítica descriptiva a una analítica predictiva o prescriptiva, automatizando, por ejemplo, el encendido y apagado de la calefacción en función de la previsión meteorológica.
Existen también dispositivos que permiten discriminar el consumo por electrodoméstico, facilitando información útil que puede conseguir una reducción de hasta el 15% en el importe de la factura. Asimismo, se han desarrollado aplicaciones software que mediante algoritmos de machine learning permiten obtener una eficiencia de entre un 3% y un 10% en el consumo de energía.
Mejor comunicación con cliente
En la actualidad, el principal punto de contacto entre comercializadoras y consumidores es la factura. En este contexto, resulta lógico pensar que la mayoría de compañías se centren en explicar la complejidad de sus conceptos facturables e impuestos asociados. Sin embargo, cada vez son más los clientes que demandan una mayor transparencia y control en sus consumos de una forma personalizada, en lugar de entender lo que supone el déficit tarifario.
Esta personalización de las comunicaciones además de requerir una centralización y control para evitar la saturación de los clientes, supone una aportación de un valor diferencial facilitando recomendaciones e información en tiempo real que permitan dar respuesta a cuestiones como: ¿cuánto he consumido?, ¿cuál es el importe de mi factura en este momento? o ¿puedo hacer algo para reducir los importes de mi factura? Y si aplico las recomendaciones o automatizo ciertas decisiones, ¿cuánto he conseguido ahorrar? Reducir el importe de la factura o tener el control de los consumos son los primeros beneficios que los consumidores podrán obtener con la aplicación de estas tecnologías.
Blockchain: seguridad e inmutabilidad de la información
Capítulo aparte merece la cadena de bloques o blockchain. Si bien es cierto que es en el sector financiero donde sin ninguna duda han apostado por esta nueva tecnología disruptiva, en el sector energético son varios los que han empezado a experimentar con ella dotándose de capacidades y captando talento que permita plantear nuevos modelos de negocio de energía.
Con esta tecnología, los datos se almacenan en cadenas de bloques distribuidos de forma que no puedan ser modificados. En un mundo digital cobra especial importancia la posibilidad de contar con sistemas seguros de comunicación que garanticen la inmutabilidad de la información. Si a esta tecnología le agregamos la capacidad de gestionar contratos inteligentes que se activen ante determinados eventos, podemos hablar de un nuevo modelo energético en el que a la penetración necesaria de energías renovables se la debe complementar con infraestructuras de nuevos sistemas de almacenamiento, sistemas de generación distribuida y redes de distribución inteligentes.
Actualmente ya existen modelos de generación distribuida en Países Bajos, Reino Unido o en Estados Unidos en el que la energía autogenerada por una comunidad de vecinos se vuelca a la red y se comercializa controlando y registrando las transacciones energéticas en cadenas de bloques. Sin embargo, blockchain no sólo facilitará el control en la generación distribuida. Existen diferentes casos de uso con impacto en los consumidores y que las empresas energéticas ya están probando. Estos proyectos van desde la mejora en los procesos de trading de energía a la aceleración de los procesos de switching o cambio de comercializadora, hasta el concepto de energía móvil, el cual permite desligar los contratos energéticos de los contadores físicos. En la actualidad, no es posible identificar la relación entre consumos y consumidores más allá de titular de contrato y punto de suministro, sin embargo el consumidor quiere usar la electricidad allí donde esté y con el vehículo eléctrico esta necesidad se hará más evidente.
En el futuro, la unión de estas nuevas tecnologías junto con los recursos de producción eléctrica, que serán inagotables al ser renovables, transformarán el modelo energético hacia un modelo en el que el coste estará condicionado por la capacidad, similar a sectores como el de las telecomunicaciones en el que se deja pagar por minutos y se paga por ancho de banda.
En definitiva, el consumidor energético tendrá mayor información personalizada, las gestiones más administrativas serán más seguras y ágiles, tendrá un mayor control de su consumo allí donde haga uso de la infraestructura eléctrica y su experiencia será más digital, acorde al resto de players con los que interactúa.
Javier Tobar, director en el Área de Utilities de Everis
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