El almacenamiento estacionario se está convirtiendo en una prioridad para las empresas y es una de las claves para la transición energética, un área que actualmente se encuentra en pleno desarrollo en España.
Para impulsar este crecimiento, es esencial seguir explorando y desarrollando nuevos sistemas de almacenamiento que complementen a las ya exitosas baterías de litio. A pesar de que el litio es la tecnología más desarrollada y utilizada por todo el sector debido a su eficiencia y rendimiento comprobado, es necesario investigar y aportar al mercado nuevas opciones. En esta línea, el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) ha lanzado el proyecto SOSBAT, que persigue dos objetivos: en primer lugar, investigar y desarrollar nuevas químicas sostenibles como alternativas complementarias a las baterías de Li-ion y, en segundo lugar, integrar baterías de segunda vida, maximizando así la eficiencia y sostenibilidad del almacenamiento energético.
Actualmente, las baterías de litio dominan el sector del almacenamiento energético gracias a su capacidad y productividad. No obstante, se está demandado nuevas opciones adicionales para garantizar un futuro sostenible y diversificado. Este elemento químico cuenta con inconvenientes asociados a la seguridad o el coste de la tecnología. En este sentido, se pone de manifiesto la necesidad de explorar químicas alternativas basadas en materias primas abundantes y de bajo coste, razón por la que se apuesta por la investigación y desarrollo de la tecnología Sodio- ion, buscando soluciones para la mejora de componentes, principalmente en membranas, basadas en polímeros sostenibles.
El proyecto SOSBAT se ha presentado a la convocatoria de ayudas a centros tecnológicos de la Comunidad Valenciana del Instituto Valenciano de Competitividad e Innovación (IVACE+i), y tiene el objetivo establecer una metodología de diagnóstico de celdas para aplicación en segunda vida estacionaria conectada a red. Con ellas, se pretende dar respuesta a los grandes volúmenes de baterías disponibles tras el fin de vida su vida ya que, por ejemplo, las de los vehículos eléctricos con capacidad alrededor del 70-80% de su condición inicial han de ser sustituidas dado que ya no son aptas para esta aplicación.
Sin embargo, pueden ser empleadas en otras aplicaciones con menores exigencias como el almacenamiento estacionario, reduciendo de esta manera la necesidad de emplear nuevas y contribuir así a la sostenibilidad y a la economía circular.
Por ello, se van a desarrollar nuevas metodologías de diagnóstico de baterías de segunda vida para la determinación de su estado de salud y poder ser empleadas en almacenamiento estacionario.
En definitiva, el proyecto tiene como objetivo general la implementación de nuevas tecnologías de baterías avanzadas y sostenibles para aplicaciones estacionarias. Concretamente, desarrollar nuevos separadores sostenibles para su integración en una celda prototipo Sodio- ion, incorporando el separador mejorado y además, establecer una metodología para analizar la viabilidad de emplear baterías de segunda vida en aplicación estacionaria conectada a red.
“Vamos a utilizar todas las capacidades y la experiencia del equipo de ITE para establecer las bases de las baterías del futuro. Es importante comenzar a dar alternativas a las baterías de Litio si queremos que la transición energética sea una realidad. Vamos a investigar sobre nuevos separadores basados en polímeros sostenibles. Además, queremos establecer una estrategia para volver a dar una nueva vida a las baterías ya desechadas por el vehículo eléctrico”, ha señalado Cristina Herrero, responsable del proyecto SOSBAT.
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