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Energetica magazines noviembre 2019

INGENIERÍA, INSTALACIÓN, MANTENIMIENTO E I+D+i EN EL SECTOR ENERGÉTICO 2019 movilidad, conectividad…), digitalización para mejora de la eficiencia… Pero sigamos analizando algunas noticias recientes vinculadas a los retos energéticos que nos ocupan: • Las energías renovables siguen bajando costes y compiten con las plantas nucleares y de carbón ya operativas. Respecto a las EERR más habituales (las eléctricas), la solar fotovoltaica acumula una reducción en los costes de puesta en marcha del 89% en los últimos 10 años, mientras que la eólica terrestre lo ha hecho en un 70%. Este descenso en precios continúa, a pesar de la conocida inestabilidad regulatoria de los últimos años, de los intereses, a veces contrapuestos de los agentes involucrados, del riesgo de ‘estas nuevas burbujas para inversores’… llevando a las nuevas plantas de estas renovables a ser competitivas con algunas nucleares y térmicas ya existentes. La competitividad de estas EERR eléctricas no tiene marcha atrás, más cuando se están convirtiendo en un activo de inversión económico financiero importante. Pero en el origen de estas reducciones en los precios de la FV y la eólica, se encuentran las intensas mejoras de la eficiencia de los materiales obtenidas gracias a la ingeniería de diseño, así como a la mejora de productividad de las plantas que la ingeniería de instalaciones ha sumado en su ejecución, operación y mantenimiento • Los ‘gases renovables’, energías renovables no eléctricas, como el biogás/biometano y el hidrógeno, se van abriendo paso en Europa como un nuevo vector energético que podría ser clave en la lucha por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y en el desarrollo de una economía circular y energéticamente sostenible, según los expertos. Así se ha puesto de manifiesto en la 32º edición del Foro del Gas, que se celebró en Madrid durante los días 5 y 6 de junio. Estos gases renovables pueden contribuir a alcanzar el objetivo de descarbonización, aportando al sistema energético fiabilidad y flexibilidad, mientras que el consumo de gas natural disminuiría progresivamente. Las infraestructuras gasistas existentes jugarán un papel relevante durante el periodo de transición, puesto que ya están preparadas para el almacenamiento y transporte de gases renovables. Según un estudio de Gas for Climate, la Unión Europea podría ahorrarse hasta 138.000 millones de euros anuales para el año 2050 si se apuesta por la utilización de gas renovable en las infraestructuras ya existentes para sistemas de calefacción, producción de electricidad gestionable y como combustible en el transporte rodado de mercancías. Una medida que, combinada con electricidad renovable, contribuiría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta prácticamente cero para mediados de siglo. Merece la pena destacar el potencial del hidrógeno, que se basa en que puede servir como almacenamiento del excedente de energía renovable, puede transformarse en varias formas de energía (electricidad, gas sintético o calor) y cuenta además con múltiples aplicaciones, como por ejemplo en la industria o, incluso, en el transporte. El hidrógeno puede ser perfectamente transportado y almacenado en la red de gasoductos ya existente. El aumento de fuentes renovables en el mix de generación eléctrica (y su potencial de incremento en el futuro) conllevará grandes excedentes de electricidad. Una de las maneras más idóneas de almacenarlos según muchos agentes científicos, tecnológicos y empresariales, es a través de la producción de hidrógeno. Mostramos (fig. 1) una imagen de un piloto que desarrollamos de una población autoabastecida con EERR y almacenamiento en hidrógeno. • Los costes del almacenamiento de energía caen más rápido de lo esperado en todo el mundo. Como es bien conocido, uno de los mayores inconvenientes para la completa sustitución de las EERR eléctricas, frente a las de fuentes fósiles, es su generación no constante, que requiere necesariamente de sistemas de almacenamiento. Ya hemos comentado los avances en almacenamiento de hidrógeno, tecnología muy evolucionada pero aún con retos de optimización y reducción de costes. Por otra parte, las baterías han incrementado en un 350% su capacidad de almacenamiento, desde las iniciales de plomo ácido (50 Wh/kg) hasta las actuales de níquel metal hidruro (175 Wh/kg). En la actualidad estamos desarrollando pilotos muy importantes de autoabastecimiento que contemplan generación con renovables eléctricas, almacenamiento en baterías de níquel metal hidruro y en hidrógeno, que también se emplea como combustible limpio para transporte interno en planta con vehículos y carretillas, así como la optimización de todo el sistema a través de una plataforma digital dotada de inteligencia. En estos proyectos es muy importante la colaboración: el usuario final (planta agroalimentaria), un centro tecnológico (Fundación del Hidrógeno) y dos pymes tecnológicas expertas en baterías (Green Grouping y ACL), junto con nuestra aportación desde la ingeniería energética y de digitalización. • Cambios en los mercados, las tarifas y la necesidad de adaptar los hábitos y gestión del consumo. Fig 1. Autoabastecimiento de pequeño municipio rural. 58 energética XXI · 191 · NOV19


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