A la altura de un momento histórico: reflexiones sobre el XII Foro Solar de UNEF

A la altura de un momento histórico: reflexiones sobre el XII Foro Solar de UNEF.

2025 marcará para siempre la historia del sector fotovoltaico español como el año del cero eléctrico, un evento que transformó profundamente el panorama regulatorio y estratégico de la industria renovable y puso a la energía fotovoltaica en la agenda mediática y política.

Muy pocas veces un evento se percibe como la sala de máquinas de todo un sector. Pero el Foro Solar de UNEF no es un evento más: durante dos días de mediados de octubre el sector energético español se reúne al completo, desde los CEOs a los juniors, desde comunidades energéticas a distribuidoras, incluyendo a todas las administraciones públicas y a toda la prensa generalista y especializada. Son dos jornadas de ebullición en el auditorio, en las mesas y ponencias, en los pasillos de networking y en las reuniones, en las que más de 1.000 participantes debaten sobre la tecnología, el mercado, el panorama regulatorio, los avances en innovación, o el escenario social. El XII Foro Solar del 15 y 16 de octubre volvió a ser un éxito de audiencia y participación y a consolidarse como el punto de encuentro de toda la industria. Hoy, semanas después, nos toca reflexionar sobre su contenido, las lecciones aprendidas y los deberes que nos hemos marcado para ver, en el próximo Foro, si los hemos cumplido. Tenemos, por cierto, la fecha marcada y recomendamos que se la guarden en la agenda: el 7 y 8 de octubre de 2026. Pero volvamos al presente: este año, el evento llevaba por título “Desafíos de la segunda fase de la transición energética”. Y estas son las principales conclusiones:

2025 marcará para siempre la historia del sector fotovoltaico español como el año del cero eléctrico, un evento que transformó profundamente el panorama regulatorio y estratégico de la industria renovable y puso a la energía fotovoltaica en la agenda mediática y política.

Desde las primeras horas tras el apagón, la fotovoltaica fue señalada como responsable sin información que respaldara tal acusación. La respuesta del sector fue contundente: contrarrestar la desinformación y explicar el verdadero papel de la energía fotovoltaica. Afortunadamente, los informes técnicos del Ministerio de Transición Ecológica, Red Eléctrica y ENTSO-E coincidieron: el problema no fue de inercia, sino de absorción e inyección de reactiva, esto es, de control de la tensión por parte de las centrales convencionales. Como afirmó la presidenta de Red Eléctrica en el Foro, la fotovoltaica no tuvo responsabilidad en el apagón, y más bien puede tener un papel fundamental en la protección de la red.

Paradójicamente, lo que en los primeros días parecía una crisis aceleró cambios regulatorios que llevábamos años esperando. El PO 7.4, que había permanecido cuatro años en los cajones de la CNMC, fue aprobado en apenas mes y medio. Este procedimiento permitirá al sector participar en el mercado de reactiva, dar mayor seguridad al suministro eléctrico y obtener ingresos adicionales muy necesarios. Las empresas que se habiliten primero disfrutarán de una doble ventaja: evitarán restricciones operativas y obtendrán rentabilidades significativas. En concreto, tener máxima prioridad de despacho, rampas más rápidas y retribución por este servicio con ingresos adicionales aún cuando no haya recurso solar, unos incentivos de peso considerable.

Por otro lado, el sector está en una encrucijada compleja. El pasado verano experimentamos vertidos significativos: en julio, un promedio del 13%, una cifra que oculta una realidad más heterogénea. Mientras algunas plantas no registraron vertidos, otras sufrieron pérdidas del 37%, 40% e incluso 45%. Este problema, en parte consecuencia del modelo reforzado tras el apagón, está afectando gravemente la rentabilidad de determinadas empresas. La rampa de 15 minutos resulta excesiva; cinco minutos hubieran sido suficientes sin expulsarnos del mercado secundario.

Los problemas estructurales persisten: la inadecuación del sistema de precios o el desacople entre oferta y demanda son desafíos urgentes. Otro es la electrificación: el sector ha avanzado en sintonía con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, pero vemos que otros ámbitos no han completado sus deberes: mientras el sector eléctrico se ha descarbonizado hasta alcanzar un 60% de renovables, el sector de usos finales no ha avanzado en su proceso de electrificación.

El Plan Nacional de Redes presenta datos prometedores: peticiones concedidas con avales por 44 GW, más otros 24 GW aprobados hasta 2030. Casi 60 GW que, aunque no se materialicen todos, anticipan una transformación profunda. Destacan 20 GW para nuevas instalaciones industriales, que apuestan por España por la energía fotovoltaica competitiva que ofrecemos, y que son máxima prioridad porque atraer esta industria proporcionará un vector fundamental de reindustrialización. También se añaden 16 GW de centros de datos, otros 16 GW de hidrógeno verde y 6 GW de urbanizaciones.

España reúne las condiciones objetivas para continuar con el desarrollo fotovoltaico; el desafío crítico es acertar con los tiempos. La energía continuará siendo relativamente cara a corto plazo porque cuando comience a materializarse esa nueva demanda, los precios se incrementarán. La dificultad está, por tanto, en encontrar el equilibrio entre un precio que garantice rentabilidad de las inversiones y que proporcione ventaja competitiva suficiente para que las empresas se establezcan aquí. Además, debemos dar respuestas ágiles:aunque muchos proyectos optan por quedarse, ya vemos cómo algunos otros que consideraban España se desvían hacia Francia o países del este.

Cualquier empresa que desee continuar debe comprender que el sector de hoy ya no es el del pasado, ya no basta con desarrollar y operar una planta convencional. El riesgo ya no reside en aspectos tecnológicos ni en operación y mantenimiento, ahora radica en contar con gestores capaces de extraer valor de un producto cada vez más complejo, por lo que el gestor del precio se ha convertido en figura crítica, desplazando al tradicional director de promoción, y generando valor gestionando estratégicamente los megavatios producidos en los múltiples mercados disponibles. Estamos viendo ejemplos innovadores, como acuerdos de compra (PPAs) multimarca para empresas de moda o clubs de fútbol. Para sobrevivir estos años, las empresas más capaces de imaginar soluciones creativas y ser disruptivas en sus modelos de negocio serán las que prevalezcan.

Si durante años se ha venido advirtiendo que el almacenamiento se convertiría en fundamental para el sector, hoy ya resulta imposible concebir una planta fotovoltaica competitiva sin esta tecnología, y la batería se ha vuelto tan esencial como el panel solar. Los recientes Reales Decretos de medidas urgentes resuelven la mayor parte de los problemas regulatorios pendientes, especialmente en almacenamiento para gestión de desviaciones.

En autoconsumo se han logrado avances, aunque insuficientes. Algunos cambios son positivos, como dotar de figura jurídica al almacenamiento distribuido. Sin embargo, persisten barreras: no se ha transpuesto adecuadamente la directiva europea de renovables en simplificación administrativa hasta 500 kW, y no se ha implementado la compensación de excedentes con carácter dinámico. Por su parte, seguimos necesitando fomentar el autoconsumo colectivo y las comunidades energéticas, que poseen una capacidad extraordinaria para transformar el sector en algo realmente distribuido y competitivo.

Existe un desafío que nunca debe perderse de vista: la aceptación social. Operamos en un sector regulado que depende de los reguladores y de la percepción pública, por lo que necesitamos cuidar la opinión pública y nuestra reputación. El papel de los ayuntamientos es clave: no es posible desarrollar plantas contra la voluntad local, y es imprescindible trabajar con autoridades y vecinos, construir paz social, escuchar, divulgar, combatir la desinformación y responder con transparencia.

Otro desafío crítico es la insuficiencia de recursos en la administración pública. Es necesario reconocer a los equipos reducidos de funcionarios que han llevado sobre sus espaldas una tremenda transformación del sistema energético español. Pero a la vez resulta imprescindible reclamar más recursos humanos, más medios y más digitalización para estos servicios.

Y a estos retos se añade uno político: un posible cambio de Gobierno, que subraya la necesidad de intensificar los esfuerzos de pedagogía con todas las fuerzas políticas, difundiendo los beneficios de la tecnología fotovoltaica y la ventaja competitiva histórica que supone para España. Todas las administraciones que participan de este momento histórico, desde el Gobierno a los pueblos pequeños que apuestan por la energía fotovoltaica, tienen la responsabilidad de no desperdiciarlo. La realidad es que con nuestras decisiones en los próximos meses podemos dejar una herencia valiosa: un modelo energético descarbonizado que impulse el crecimiento económico y la reindustrialización. 

Como se expresó en el Foro Solar, tenemos un futuro brillante, pero depende de cada uno de nosotros, de nuestras empresas y de todo el trabajo que hay por delante para hacer posible esta transformación. Tenemos las condiciones objetivas y debemos seguir adelante con determinación: hagamos las cosas bien y aprovechemos la oportunidad.

Artículo escrito por:
José Donoso Director general UNEF