Existen diversas tecnologías de almacenamiento, cada una con características que las hacen idóneas para distintos tipos de aplicaciones en el ámbito comercial e industrial (C&I):
1. Baterías de ion-litio
Actualmente, las baterías de ion-litio son la tecnología dominante en almacenamiento, gracias a su alta eficiencia, larga vida útil y gran densidad energética. Dentro de esta categoría se destacan dos tipos:
- LFP (litio-ferro fosfato): conocidas por su mayor seguridad y estabilidad térmica, así como por ciclos de vida prolongados, lo que las hace ideales para aplicaciones estacionarias (sistemas fijos, tanto residenciales como C&I). Esta tecnología es la más utilizada en España y Europa debido a su fiabilidad y competitividad en costes.
- NMC (níquel-manganeso-cobalto): utilizadas en entornos comerciales e industriales, donde se requiere un buen equilibrio entre energía y potencia, aunque presentan un menor enfoque en seguridad comparado con las LFP.
Tipos de celdas y aplicaciones
Las baterías de ion-litio varían en su capacidad y formato de celda, lo que determina su aplicabilidad:
- Sistemas residenciales: utilizan celdas con capacidades típicas en el rango de 50–140 Ah, diseñadas para cubrir cargas menores y proporcionar un almacenamiento eficiente a pequeña escala.
- Aplicaciones C&I: requieren celdas de mayor capacidad, generalmente en el rango de 280–315 Ah, que permiten una mayor densidad energética, profundidades de carga/descarga elevadas y una estabilidad superior bajo demandas energéticas intensas.
Es un error común pensar que las soluciones residenciales pueden escalarse directamente al entorno C&I; estas baterías, por su arquitectura y limitaciones térmicas, no están diseñadas para soportar las elevadas cargas y la exigencia operativa propia de instalaciones industriales, donde además se requiere una gestión térmica avanzada y medidas de seguridad reforzadas.
2. Seguridad en el almacenamiento de energía
El almacenamiento de energía implica desafíos técnicos y de seguridad que deben ser abordados para prevenir fallos catastróficos. Entre los aspectos clave destacan:
- Gestión térmica avanzada: sistemas de refrigeración y control que evitan el sobrecalentamiento y la degradación prematura de las celdas.
- Sistemas de protección activa: monitorización en tiempo real de temperatura, voltaje y corriente, que permiten anticipar posibles fallos y activar protecciones automáticas (como interruptores en caso de sobrecarga o cortocircuito).
- Aislamiento y prevención de incendios: uso de materiales no inflamables y diseño modular con compartimentos seguros para limitar propagación de fallos internos. Es fundamental que se incluya: kit extintor de incendios (instalación de equipos de extinción, como extintores automáticos o de agente limpio, que actúan de forma inmediata ante indicios de incendio o temperaturas elevadas), sensores de humo y presión (dispositivos que detectan la presencia de humo o variaciones en la presión interna, alertando al sistema para iniciar protocolos de seguridad) y válvulas de compresión (integradas en el diseño para liberar de forma controlada la presión acumulada en caso de fallos térmicos o mecánicos, evitando riesgos de explosión).
3. Otras tecnologías de almacenamiento
Además de las baterías de ion-litio, existen otras soluciones que pueden ser de interés en aplicaciones específicas:
- Baterías de plomo-ácido: aunque menos eficientes y con menor vida útil, siguen siendo utilizadas por su menor coste inicial y madurez tecnológica. Se dividen en versiones inundadas y selladas (AGM y Gel), siendo las últimas preferidas por su menor mantenimiento.
- Baterías de flujo: tecnologías como las de vanadio permiten un almacenamiento escalable y con una vida útil extendida, ideales para aplicaciones de larga duración, aunque actualmente su adopción es limitada por el coste y tamaño del sistema.
- Hidrógeno verde: como solución a largo plazo, mediante electrólisis, el excedente fotovoltaico se convierte en hidrógeno, que puede emplearse para generación eléctrica o como combustible industrial, abriendo nuevas posibilidades para el almacenamiento a gran escala
Tendencias en Europa en almacenamiento para autoconsumo C&I
Europa está experimentando importantes cambios tecnológicos y regulatorios que están impulsando la adopción de almacenamiento en el sector C&I:
- Regulación y nuevos modelos de negocio: países como Alemania, Francia y España están implementando reformas regulatorias que, a través de incentivos y esquemas de flexibilidad en la red, promueven la instalación de sistemas de almacenamiento. Modelos como las comunidades energéticas y la agregación de demanda ofrecen nuevas oportunidades de monetización.
- Inteligencia artificial en la gestión del almacenamiento: la aplicación de IA permite predecir fallos y ajustar el funcionamiento del sistema en tiempo real, optimizando la carga y descarga de baterías según patrones de consumo, previsión meteorológica y tarifas eléctricas. Esto mejora el ratio LCOE, optimiza la amortización de los equipos y habilita funciones críticas como el peak shaving y el arbitraje energético.
- Digitalización y redes inteligentes: la integración de microrredes con almacenamiento permite a las empresas aumentar su independencia energética y reducir picos de demanda. El desarrollo de redes inteligentes facilita una mayor penetración de renovables y una respuesta dinámica a la demanda.
Conclusión
El almacenamiento de energía en el sector C&I está evolucionando a un ritmo acelerado en España y Europa en general, impulsado por avances tecnológicos, nuevas regulaciones y modelos de negocio innovadores.
Actualmente, observamos que varias plantas industriales y comerciales están incorporando sistemas de almacenamiento para:
- Realizar arbitraje energético: permitiendo aprovechar las variaciones en el precio de la energía, cargando durante periodos de bajo coste y descargando cuando las tarifas son más elevadas.
- Optimizar el autoconsumo: superando las limitaciones impuestas por la inyección cero, al almacenar el excedente fotovoltaico para su uso posterior, lo que maximiza el aprovechamiento de la energía generada.
- Proveer respaldo y continuidad operativa: los sistemas de almacenamiento permiten a las plantas industriales y comerciales mantener el funcionamiento de procesos críticos durante cortes de red o fluctuaciones significativas en el suministro eléctrico, garantizando una mayor resiliencia operativa y reduciendo el impacto de interrupciones en la producción.
Estas tendencias no solo mejoran la viabilidad económica del autoconsumo, sino que también aceleran la transición hacia un sistema energético más sostenible, en el que la flexibilidad y la digitalización son clave para el futuro de la industria.
Artículo escrito por:
Julian Dogliani
Director técnico de Preventa
Fáilte Solar Iberia