La industria representa aproximadamente el 25% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO₂), según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Esta contribución se debe, en gran medida, a procesos intensivos en energía, a la quema de combustibles fósiles y a las características estructurales de sectores como la siderurgia, el cemento, la química o la alimentación. Reducir las emisiones en este ámbito es fundamental para alcanzar los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París y lograr la neutralidad de carbono a mediados de siglo.
A diferencia de otros sectores, la industria enfrenta desafíos particulares: procesos que requieren altas temperaturas, materias primas basadas en carbono y activos industriales con largos ciclos de vida. Por tanto, la descarbonización no se limita a una cuestión de cambio energético, sino que exige transformaciones tecnológicas, operativas y de modelo de negocio, cómo la modificación de procesos, optimizar la eficiencia y adoptar nuevos vectores energéticos como el hidrógeno verde.
Tecnologías clave para la descarbonización industrial
La transición hacia una industria baja en carbono depende del despliegue de diversas tecnologías, algunas ya maduras y otras en fase de desarrollo. Entre las más relevantes destacan:
Eficiencia energética: la mejora de la eficiencia sigue siendo la primera medida disponible. La modernización de los sistemas de accionamiento mediante motores de alta eficiencia IE5 o superiores, y el uso de variadores de frecuencia para optimizar el funcionamiento de bombas, compresores y ventiladores permite reducir significativamente el consumo eléctrico. Tecnologías de supervisión inteligente permiten identificar patrones de consumo ineficientes y actuar en consecuencia
- Electrificación de procesos: sustituir tecnologías basadas en combustibles fósiles por alternativas eléctricas es una estrategia central. Por ejemplo, la electrificación de hornos, bombas y calderas industriales mediante fuentes renovables puede eliminar grandes cantidades de emisiones indirectas. Esto ya lo están implementando clientes con un resultado muy interesante.
- Captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS): tecnologías que permiten capturar el CO₂ generado en los procesos industriales para almacenarlo de forma segura o reutilizarlo en otros productos. Resultan especialmente relevantes en industrias como la cementera o la siderúrgica, donde las emisiones de proceso son inevitables.
- Hidrógeno verde: el hidrógeno producido mediante electrólisis utilizando electricidad renovable se postula como un vector clave para descarbonizar procesos que requieren altas temperaturas o como materia prima para industrias químicas y de fertilizantes.
- Materias primas sostenibles: en sectores como la construcción o la metalurgia, el uso de materiales reciclados o alternativos puede disminuir la huella de carbono global de los productos industriales.
Estrategias de implementación
Adoptar tecnologías de descarbonización no es una tarea sencilla. Implica realizar inversiones significativas, adaptar procesos, formar al personal y, en ocasiones, modificar cadenas de suministro enteras. Por ello, se recomienda adoptar un enfoque estratégico que contemple:
- Evaluación del perfil de emisiones: identificar las fuentes de emisiones más relevantes dentro de cada instalación industrial, diferenciando entre emisiones directas e indirectas.
- Desarrollo de hojas de ruta específicas: establecer planes de acción a corto, medio y largo plazo, priorizando las soluciones de mayor impacto y menor coste de implementación inicial.
- Integración de la digitalización: las tecnologías digitales como el Internet de las Cosas (IoT), la analítica avanzada y la inteligencia artificial permiten una supervisión precisa de los consumos y la optimización en tiempo real de los procesos industriales.
- Colaboraciones sectoriales: compartir conocimientos, infraestructuras y recursos dentro de clústeres industriales puede acelerar la adopción de tecnologías complejas, como redes de hidrógeno o instalaciones de captura de carbono.
Barreras y retos pendientes
A pesar de los avances tecnológicos, la descarbonización industrial enfrenta importantes barreras:
- Coste de las tecnologías emergentes: muchas soluciones, como el hidrógeno verde o la captura de carbono, aún tienen costes elevados frente a sus alternativas tradicionales.
- Infraestructuras insuficientes: la falta de redes específicas, como infraestructuras de hidrógeno o almacenamiento de CO2, limita la viabilidad técnica de ciertos proyectos.
- Incertidumbre regulatoria y de mercado: la evolución de las políticas climáticas, los precios del carbono y las exigencias de los consumidores son factores que generan incertidumbre sobre la rentabilidad futura de las inversiones en descarbonización.
- Riesgos de competitividad: las industrias que operan en mercados globalizados temen perder competitividad frente a regiones con menores exigencias climáticas, lo que puede frenar iniciativas voluntarias de reducción de emisiones.
Oportunidades de la descarbonización industrial
Más allá de los desafíos, la descarbonización abre un amplio abanico de oportunidades para la industria:
- Acceso a nuevos mercados: la demanda de productos bajos en carbono crece a nivel mundial, impulsada por consumidores conscientes, requisitos de sostenibilidad y normativas como la regulación europea de taxonomía verde.
- Mejora de la resiliencia energética: la eficiencia y la diversificación energética permiten a las industrias reducir su exposición a la volatilidad de los precios de la energía fósil.
- Innovación y ventaja competitiva: Adoptar tecnologías limpias impulsa la innovación, mejora la imagen corporativa y abre puertas a la financiación sostenible.
- Contribución a los objetivos globales: la transformación del sector industrial es esencial para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones establecidos en la Agenda 2030 y en los compromisos nacionales de neutralidad climática.
El futuro de la descarbonización industrial
Los próximos años serán decisivos para acelerar la descarbonización industrial. Se espera que las políticas públicas, los fondos de recuperación y los compromisos empresariales actúen como catalizadores. Entre las tendencias emergentes se destacan:
- Industrialización del hidrógeno verde: el abaratamiento de los electrolizadores y el despliegue de proyectos de gran escala acercan el hidrógeno verde a su competitividad económica.
- Proyectos de captura y almacenamiento a gran escala: la puesta en marcha de puntos de concentración (hubs) de captura y almacenamiento de CO₂ en regiones industriales intensivas permitirá reducir emisiones difíciles de evitar.
- Economía circular: la maximización del reciclaje, la reutilización de materiales y la reducción del desperdicio se integrarán como ejes estratégicos de la sostenibilidad industrial.
- Trazabilidad de la huella de carbono: los sistemas digitales para medir y certificar las emisiones a lo largo de la cadena de valor serán fundamentales para garantizar la transparencia y facilitar el acceso a mercados regulados.
Conclusión
La descarbonización del sector industrial requiere la combinación de innovación tecnológica, estrategias integradas y colaboración multisectorial. La implementación de motores de alta eficiencia, variadores inteligentes, sistemas de rectificación para hidrógeno y plataformas de digitalización energética, entre otras soluciones, será clave para alcanzar los objetivos climáticos globales y garantizar la competitividad de la industria en un futuro sostenible.
Artículo escrito por:
Javier De La Morena Cancela
Responsable de Grandes Cuentas y Marketing
WEG Iberia