Movilidad sostenible desde casa y la oficina: claves para una infraestructura de recarga eficiente

Movilidad sostenible desde casa y la oficina: claves para una infraestructura de recarga eficiente.

La expansión del vehículo eléctrico requiere soluciones técnicas realistas y escalables, tanto en entornos residenciales como empresariales. En este artículo abordamos los principales retos y buenas prácticas para una infraestructura de recarga sostenible, eficiente y preparada para el futuro.

La movilidad sostenible ha dejado de ser una tendencia para convertirse en una realidad. Las políticas europeas de descarbonización y las restricciones crecientes al uso de combustibles fósiles están acelerando la adopción del vehículo eléctrico (VE). Pero esta transición no será efectiva si no se acompaña de una infraestructura de recarga robusta, accesible y eficiente, como la que se ha consolidado en España, que a 31 de diciembre de 2024 ya contaba con 40.000 puntos de recarga para vehículos eléctricos.

 

Dimensionar correctamente la instalación
Uno de los principales errores en los proyectos de electrificación, es la falta de un estudio previo técnico. En Emovili, hemos comprobado durante estos últimos 8 años que muchas instalaciones residenciales, pero sobre todo para empresas, se quedan cortas. Esto se debe a que no tienen en cuenta variables clave como:

  • El número real de vehículos a electrificar entre los próximos 3 y 5 años

  • El patrón de uso de esos vehículos: turnos, recorridos medios, tiempo de permanencia…

  • La potencia contratada disponible y las posibilidades de ampliación

  • Las características del edificio o del cuadro eléctrico

  • La operatividad de los cargadores

  • La posible venta de energía en el futuro

A partir de estos factores, se debe determinar, no sólo el número de cargadores, sino también su tipo (monofásico o trifásico); su potencia nominal, su tecnología (con o sin balanceo dinámico de carga) y su ubicación estratégica.

 

Balanceo de carga y eficiencia energética
Un concepto fundamental en cualquier infraestructura de recarga compartida es el balanceo dinámico de carga. Este sistema distribuye automáticamente la potencia disponible entre los distintos puntos de recarga, evitando sobrecargas y optimizando el uso energético.

Por ejemplo, en una empresa con 10 vehículos conectados simultáneamente, no es eficiente instalar 10 puntos de 7,4 kW cada uno con potencia dedicada. Con un sistema de gestión inteligente, es posible instalar una potencia total inferior y repartirla según la demanda real de cada vehículo.

Además, el balanceo puede integrarse con otros elementos del ecosistema energético del edificio, como baterías o placas solares, lo que permite priorizar la recarga en momentos de generación fotovoltaica o precios bajos de la tarifa eléctrica.

 

La interoperabilidad: clave para el futuro
Más allá de la compatibilidad, que hoy en día ya está garantizada entre la mayoría de los cargadores y vehículos eléctricos, la interoperabilidad sigue siendo un aspecto técnico crucial. Se trata de asegurar que los puntos de recarga puedan integrarse con distintas plataformas de gestión, protocolos de comunicación como OCPP y sistemas de monitorización. Esto cobra especial importancia en entornos corporativos, donde se requiere una gestión centralizada y eficiente de flotas. O en comunidades de vecinos, donde terceros pueden encargarse de la administración de los equipos.

Las soluciones cerradas, basadas en software propietario que limita el acceso o la monitorización, suponen una barrera a medio plazo. Apostar por sistemas abiertos y escalables permite garantizar la evolución tecnológica y facilitar su integración con otras plataformas, como ERPs o sistemas de gestión energética.

 

Retos técnicos en entornos residenciales
Las comunidades de propietarios presentan desafíos técnicos adicionales. La mayoría de los edificios antiguos no están preparados para la demanda eléctrica adicional ni para dotar de conectividad a los puntos de recarga, lo que obliga a recurrir a soluciones como:

  • Ampliación de potencia y nuevos cuadros eléctricos en zonas comunes

  • Canalizaciones especiales para preinstalaciones que garanticen la seguridad y eviten sobrecostes futuros

  • Contadores secundarios homologados que permitan la facturación individual sin alterar el contrato comunitario

Además, es esencial considerar los requisitos normativos, como la ITC-BT-52 del Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión, que regula las instalaciones para recarga del VE.

La recarga del vehículo eléctrico es, esencialmente, un problema de gestión energética. La tecnología existe, pero debe aplicarse con criterio técnico, planificación realista y visión de futuro. Solo así conseguiremos que la movilidad sostenible sea también eficiente, accesible y duradera.

Artículo escrito por:
Francisco Casas CEO & Co-founder Emovili