En un momento decisivo para el impulso del hidrógeno renovable como pilar estratégico en la transición energética, el interés del sector es más que evidente. El creciente número de iniciativas recogidas en el último Censo de Proyectos elaborado por la AeH2, demuestra un apetito inversor notable y una firme apuesta por parte de los promotores en todas las etapas de la cadena de valor.
Si estas iniciativas se desarrollan con éxito, permitirán a España cumplir e incluso superar los objetivos fijados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Esta dinámica evidencia una oportunidad única para posicionar a España como referente europeo en la economía del hidrógeno renovable.
Para aprovechar plenamente este potencial, es clave abordar una barrera estructural que continúa condicionando el ritmo de avance, el acceso a financiación pública. El sector del hidrógeno requiere un entorno de apoyo que sea eficaz, coherente y alineado con las necesidades reales del sector. Más allá de la voluntad política, los proyectos necesitan de instrumentos financieros ágiles, predecibles y suficientes para garantizar su viabilidad económica.
Los desafíos financieros identificados afectan transversalmente a todos los actores implicados. Por una parte, las ayudas actuales, sin desconocer el gran espaldarazo financiero que han representado para el sector, aún no cubren completamente el diferencial de coste entre el hidrógeno renovable y las alternativas fósiles. A esto se suman limitaciones en la elegibilidad y la imposibilidad de combinar diferentes líneas de ayuda, dificultando la optimización de los recursos disponibles y la estructuración financiera de los proyectos.
Sin embargo, el contexto europeo está cambiando y abre nuevas oportunidades. La Comisión Europea ha lanzado recientemente el Clean Industrial Deal, acompañado de una propuesta de Marco de Ayudas de Estado (CISAF) que redefine el escenario de apoyo público a la descarbonización industrial y estará vigente hasta 2030. Esta nueva herramienta, introduce mayor flexibilidad, claridad y capacidad de financiación, permitiendo a los Estados miembros compatibilizar diferentes esquemas de ayudas y maximizar el apalancamiento de capital público.
Entre sus principales novedades, el CISAF plantea ayudas de hasta 200 millones de euros por proyecto, procesos simplificados, apoyo a tecnologías limpias, incluido el hidrógeno, y mecanismos que facilitan la participación de inversores privados. Este marco europeo puede ser el catalizador que permita a España rediseñar su estrategia de apoyo al hidrógeno, construyendo una política industrial propia más ambiciosa y eficaz.
Desde el sector se proponen varias líneas de actuación clave para transformar las oportunidades en resultados concretos. En primer lugar, es necesario simplificar los procedimientos mediante una ventanilla única que reduzca la carga administrativa y armonice criterios entre niveles de gobierno. Igualmente, debe incrementarse la cuantía y la intensidad de las ayudas, en especial aquellas dirigidas a cubrir costes operativos (OPEX) y estimular la demanda, como, por ejemplo, a través de los contratos por diferencia.
También es prioritario adoptar un enfoque integral de cadena de valor, incluyendo producción, almacenamiento, distribución, usos finales y creación de demanda. Este diseño debe contemplar convocatorias sectorizadas, que faciliten la participación de nuevos actores y fomenten modelos de negocio sostenibles. En paralelo, debe avanzarse en la flexibilización de criterios de elegibilidad, ajustando requisitos de entrada en operación, garantías exigidas y potencias mínimas.
Este año puede marcar un punto de inflexión para el hidrógeno renovable en España. Contamos con capacidades tecnológicas, recursos y un marco estratégico definido. Ahora, con la llegada del CISAF y otras iniciativas europeas, se abre una ventana de oportunidad para superar las limitaciones actuales y construir un sistema de apoyo a la altura de la ambición del sector. Además, ya existen ejemplos de países europeos que han puesto en marcha esquemas de financiación más eficaces, lo que demuestra que es posible acelerar esta transición con éxito. Aprender de estas experiencias y fomentar la colaboración internacional será clave para identificar los mecanismos que mejor funcionan y adaptarlos a nuestro contexto.
La transición energética requiere velocidad y dirección. Avanzar hacia un modelo de financiación más eficaz no solo hará viables los proyectos, sino que consolidará a España como un hub europeo de hidrógeno renovable. La ambición está, las herramientas existen, y el momento es ahora. Desde la Asociación Española del Hidrógeno insistimos en la necesidad de coordinar esfuerzos, rediseñar las ayudas y convertir la financiación pública en una verdadera herramienta dinamizadora para la transformación energética e industrial que el país necesita.
Artículo escrito por:
Marina Holgado
directora técnica
Asociación Española del Hidrógeno (AeH2)