Aunque las potencialidades de este enfoque son enormes, también lo son los retos que plantea su implementación real, especialmente cuando se trata de llevar los proyectos más allá de la fase piloto.
En este contexto, las Empresas de Servicios Energéticos (ESEs) aparecen como actores clave para convertir estas iniciativas en realidades sólidas y replicables. Su experiencia técnica, su conocimiento del sector y su capacidad para estructurar proyectos complejos les otorgan un papel estratégico como facilitadoras de comunidades energéticas viables, tanto en entornos privados como en contextos municipales o de carácter público.
Las ESEs como catalizadoras de comunidades energéticas viables
A diferencia de otros agentes del sector, las Empresas de Servicios Energéticos cuentan con un enfoque integral que abarca desde la ingeniería y el diseño técnico hasta la financiación, ejecución, mantenimiento y monitorización de sistemas energéticos. Este enfoque resulta especialmente valioso en el marco de las comunidades energéticas, donde la complejidad normativa, económica y social puede suponer un freno importante para iniciativas impulsadas exclusivamente desde el ámbito ciudadano o institucional.
La participación de las ESEs en estos proyectos no se limita a una mera función técnica. Su intervención aporta estructura y confianza al conjunto del proceso, desde la fase de diseño hasta la explotación del sistema. Gracias a su experiencia, estas empresas son capaces de identificar las ayudas públicas aplicables, estructurar modelos de financiación a medida —incluyendo fórmulas como leasing energético, contratos EPC o financiación compartida—, y garantizar el rendimiento de las instalaciones a través de acuerdos de operación y mantenimiento a largo plazo. Esto convierte a las ESEs en una figura de apoyo transversal que actúa como puente entre la viabilidad técnica y la sostenibilidad económica del proyecto.
Además, su conocimiento profundo del entorno normativo y su capacidad para interactuar con las administraciones públicas posiciona a las ESEs como interlocutores cualificados, capaces de anticipar barreras legales y ofrecer soluciones adaptadas. Esta función de mediación regulatoria es especialmente crítica en un contexto como el actual, en el que el marco legal de las comunidades energéticas continúa en evolución. También conviene destacar el papel que pueden desempeñar en el proceso de gobernanza, aportando metodologías para facilitar la toma de decisiones colectiva y reforzar la implicación de los participantes. Al integrar todos estos elementos, las ESEs no solo hacen viables los proyectos desde un punto de vista técnico y financiero, sino que contribuyen decisivamente a su legitimidad y aceptación social.
Modelos de colaboración entre comunidades energéticas y ESEs
La participación de las ESEs en el desarrollo de comunidades energéticas puede adoptar múltiples formas, adaptándose a la realidad de cada territorio y al grado de madurez de los impulsores locales. Existen modelos en los que la ESE asume la inversión inicial, ejecuta el proyecto y cede posteriormente la propiedad a la comunidad mediante acuerdos a medio o largo plazo. En otros casos, la comunidad promueve el proyecto desde el inicio y contrata a la ESE para llevar a cabo las fases de ingeniería, instalación y explotación técnica.
También se están explorando fórmulas mixtas como los contratos de rendimiento energético, donde los pagos a la ESE se vinculan directamente al ahorro generado o a la energía producida, alineando así los intereses de todas las partes. Estos esquemas, bien diseñados, permiten repartir los riesgos, atraer financiación privada y profesionalizar la gestión de las instalaciones sin que los promotores pierdan el control del proyecto. En definitiva, las ESEs aportan flexibilidad para encontrar modelos de colaboración que equilibren viabilidad económica, empoderamiento ciudadano y retorno social.
Barreras actuales y cómo las ESEs pueden superarlas
A pesar del interés creciente por las comunidades energéticas, la realidad es que muchos proyectos no logran concretarse debido a una combinación de barreras técnicas, normativas, sociales y económicas. El marco regulatorio español aún presenta indefiniciones clave, como la fiscalidad de los ingresos compartidos o los límites a la distancia entre los participantes. Además, la tramitación administrativa sigue siendo compleja, especialmente para colectivos sin experiencia previa en el sector energético.
Desde el punto de vista técnico, la interoperabilidad de los sistemas, la necesidad de digitalización o la gestión avanzada del reparto energético plantean desafíos considerables. A esto se suma la falta de cultura energética en buena parte de la población, lo que dificulta procesos de gobernanza colaborativa y sostenida en el tiempo. Finalmente, muchas iniciativas se enfrentan a problemas de financiación, bien por falta de liquidez, bien por desconocimiento de los instrumentos financieros disponibles.
Las ESEs están en condiciones de ofrecer soluciones para cada uno de estos retos. Su papel como asesores técnicos les permite guiar a las comunidades a través de la complejidad normativa. Su dominio de tecnologías digitales favorece la implantación de sistemas de monitorización y control inteligente. Además, al estar familiarizadas con los mecanismos de ayuda pública y financiación privada, pueden estructurar modelos viables incluso para colectivos con recursos limitados. Todo ello contribuye a reducir la incertidumbre y aumentar la confianza en el proceso.
Oportunidades estratégicas para las ESEs en el contexto de comunidades energéticas
El impulso normativo y financiero que están recibiendo las comunidades energéticas, tanto desde la Unión Europea como desde los distintos niveles de gobierno en España, abre un nuevo horizonte de oportunidades para las ESEs. Nos encontramos ante un mercado emergente con alto potencial de crecimiento, donde se demandan soluciones técnicas avanzadas, modelos económicos innovadores y una capacidad de ejecución que solo actores experimentados pueden ofrecer.
Además, las comunidades energéticas no son solo una oportunidad comercial, sino también una vía para que las ESEs se posicionen como aliadas estratégicas en la transición energética. Esto implica una reorientación de sus servicios hacia un enfoque más participativo y territorial, donde la colaboración con ayuntamientos, asociaciones vecinales o cooperativas permita generar proyectos con un fuerte arraigo local. La posibilidad de integrar energías renovables con almacenamiento, movilidad eléctrica o gestión de la demanda convierte a las ESEs en agentes clave de una transición energética más ambiciosa y coherente.
En paralelo, la especialización en este tipo de proyectos puede consolidar a determinadas ESEs como referentes en sus territorios, especialmente en zonas rurales o de baja densidad donde la cooperación público-privada es esencial. A medio y largo plazo, los contratos de gestión y mantenimiento ligados a estas iniciativas pueden generar flujos recurrentes que refuercen la sostenibilidad económica del sector.
Conclusiones y hoja de ruta para un despliegue efectivo
Las comunidades energéticas representan una herramienta clave para avanzar hacia un sistema energético más justo, democrático y sostenible. Pero para que estas iniciativas dejen de ser pilotos aislados y se conviertan en una realidad consolidada, es imprescindible contar con actores que aporten conocimiento técnico, estructura financiera y capacidad de gestión. En este sentido, las ESEs tienen mucho que ofrecer.
Su papel no debe limitarse a la ejecución técnica de los proyectos, sino extenderse a la creación de confianza, el acompañamiento a largo plazo y la profesionalización del sector. La colaboración entre ciudadanía, administraciones y ESEs puede ser la clave para desbloquear el potencial real de las comunidades energéticas.
En definitiva, estamos ante una oportunidad única para que las Empresas de Servicios Energéticos se posicionen como facilitadoras de la transición energética ciudadana. Un rol que requiere visión, compromiso y capacidad de adaptación, pero que también ofrece un campo fértil para innovar, crecer y generar impacto positivo en el territorio.
Artículo escrito por:
Jesús Bustos Iglesias
Responsable de Marketing y Desarrollo de Negocio
E4e Soluciones