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El ritmo del mercado y de la transición a una industria baja en carbono

Carlos Fernández Ávila, Sectorial Leader de Industria de FI Group

 El ritmo del mercado y de la transición a una industria baja en carbono

El precio medio del MWh de gas en el último trimestre se establece en 25MWh, según datos publicados por Mibgas; un precio no visto desde tiempos pre-pandemia y agravado por el comienzo del conflicto bélico en Ucrania. Este precio es una buena noticia, pues un menor coste de cualquier producto o utility se traduce en un aumento de la demanda del mismo.

Una disminución del coste energético en los principales procesos térmicos de la industria implica que la operación de muchos procesos industriales, actualmente en índices de producción mínima,o incluso con varias lineas de proceso inactivas, vuelven a ser rentables y el coste del producto final será menor, habilitando poder competir contra otras economías donde la estructura de costes sea más reducida (los factores pueden ser variados: coste de personal, menor fiscalidad, coste de las materias primas o utilities…).

En consecuencia, aumenta la producción a valores más cercanos a los nominales, se recupera competitividad para competir en mercados globales y aun permite un margen de rentabilidad para los productores, reactivando de nuevo toda la cadena de valor asociada a la industria: ingenierías, proveedores de equipo, mantenimiento, subcontratas y todos los servicios económicos asociados.

Incluso la reducción del coste del gas natural debería repercutir en el coste de producción de energía eléctrica, marcado a menudo por el último actor en asegurar la flexibiidad de ajuste de la demanda del sistema: las centrales de ciclo combinado (sirva de referencia la aproximación que se hace a menudo donde para establecer el precio de la electricidad tomese que el coste de cada KWh corresponde al coste de casi dos kWh de gas natural más el precio correspondiente a los derechos de emisiones del gas natural, sea más o menos correcta). Esta afirmación es más discutible incluso si se consulta los precios medios de electricidad de las últimas semanas, donde la generación mediante energía renovables está permitiendo rebajar el precio medio diario por debajo de estos valores.

Esto es una excelente noticia para la industria, que retomará su actividad poco a poco a niveles pre-pandemia de mantenerse esta situación; y permitirá mejorar las previsiones de crecimiento del PIB y otros indicadores económicos a nivel nacional, además de permitir a la administración pública de seguir fomentando el pacto por la Reindustrialización y de devolver a la industria un papel central en la economía española, como ha pronunciado de forma insistente en las últimas semanas el Ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu.

En la otra cara de la moneda, desde la llegada de los fondos Next Generation y de la publicación del anteproyecto de la Nueva Ley de Industria, se hace especial hincapié en la necesidad de la descarbonización de la industria como una palanca necesaria para garantizar la competitividad en los próximos años. El alto coste energético de estos vectores hasta ahora aceleraba la ejecución de proyectos de descarbonización, en una necesidad de mejorar la competitivad de forma inmediata y acelerar las hojas de rutas marcadas para 2030 en los diferentes sectores como punto de paso, para alcanzar el objetivo de una descarbonización efectiva neta para 2050.

Si bien la presión fiscal del uso de vectores de origen fósiles sigue penalizandose con la entrada de nuevas fases temporales del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión; y este nuevo escenario no reduce la volatilidad que podría tener los precios de los vectores energéticos ante cualquier novedad de índole geopolítica; la reducción de precios podría ralentizar la urgencia vista en el último año por poner en marcha proyectos de descarbonización. Las decisiones de inversión en descarbonización no son sencillas, y es muy fácil apremiar a la industria a que realice ese esfuerzo por innovar y modificar de forma sustancial procesos que llevan realizándose desde hace años,y que modificarlo supone un enorme riesgo para la producción y competitividad actual. Sin embargo, no hay que olvidar que el ecosistema de incentivos sigue siendo el mejor para acometer dichos proyectos ahora.

Ante el inminente cierre de la primera convocatoria de las Ayudas de actuación integral para la descarbonización de la industria manufacturera, correspondientes a la linea 1 del PERTE de Descarbonización, ya ha quedado patente que el sector avanza a pasos agigantados para tratar de descarbonizar parcial o totalmente su procesos a pesar de las incertidumbres normativas y tecnológicas que plantean algunas soluciones. Algunas de las soluciones planteadas en la industria presentadas de forma recurrente a esta convocatoria son las siguientes:

  • Sustitución de baterías de calderas de gas natural o cogeneraciones que suministran la demanda de vapor de complejos industriales por calderas de biomasa de gran tamaño, a través de modelo de servicios energético para reducir el riesgo. Parece una solución bastante efectiva para algunos sectores como la industria del papel, química, agroalimentaria o cualquiera que no tenga procesos de alta exigencia térmica.
  • Electrificación parcial o total de hornos. En algunos sectores como el vidrio, el conformado de piezas metálicas por sinterizado o secto
  • Sustitución de materias primas por otras con uso equivalente y sin emisiones asociadas. Aunque no afecta a las emisiones directas, realizar actuaciones de este tipo permite descarbonizar alcances más allá de la huella de carbono generada por la operación propia.
  • Sustitución de climatización o procesos de atemperación alimentados por quemadores de gas natural por aerotermia. Otra forma de electrificación que tiene un impacto en las emisiones directas y que demuestra ser efectivo en procesos de pintura, cataforesis o similares.

 

PERTE descarbonización 2.0
Tras el éxito de esta primera convocatoria, el instrumento del PERTE plantea una convocatoria más con un alcance parecido, donde se destinarán 370 millones de euros en forma de subvención y 1.000 millones de euros en forma de préstamo.Prevista publicarse en el último trimestre del año , a partir de las bases reguladoras que ya han regido la convocatoria anterior, y con un plazo de ejecución establecido hasta mitad del año 2028, es vital que los tiempos indicados por la administración de apertura se cumplan para poder contar con cierto margen para la ejecución de los proyectos.

Otros instrumentos, como la financiación de nuevas plantas y/o lineas altamente descarbonizadas que sean ejemplarizantes para el sector también tendrán una oportunidad de financiación a través del instrumento de ayudas en concurrencia competititva que articulará la linea 4 del mencionado PERTE.

Cabe destacar, que existen otros instrumentos que permiten financiar la mayoría de los proyectos subvencionables por el PERTE, como las ayudas de eficiencia energética de sector industrial, los incentivos a las renovables térmicas o las ayudas a la innovación y sostenibilidad de la industria manufacturera. Acudir a estos instrumentos o al PERTE dependerá de la magnitud de la inversión a realizar, directamente relacionado con volumen de negocio de la industria particular, de la criticidad de descarbonización que tenga un sector industrial concreto y de los tiempos de inicio de ejecución de proyectos, que marcan casi siempre la viabilidad de que un proyecto reciba financiación pública. Además, aquellos proyectos financiados mediante el PERTE que tengan la calificación de eficiencia energética podrán optar a la obtención de certificados de ahorro energético (CAE), un instrumento habilitado en los últimos meses y que permite obtener un retorno adicional, siendo perfectamente compatible siempre y cuando no se supere un incentivo total mayor al coste total del proyecto.

Con un peso del 15,4% en el PIB del país, el conjunto de sectores industriales emplea a más de dos millones de trabajadores y fue responsable en el año 2019 del 24% de consumo de energía final. Los próximos años determinarán si este porcentaje crece y permite a la industria ganar relevancia en el panorama nacional o si España contará con una economía donde la debilidad de la industria la hará más dependiente de otros sectores que generen menor valor añadido. 

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Artículos sobre energía | 01 de julio de 2024 | 448

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