El final de 2024 ha marcado un punto de inflexión para las energías renovables en España. Los avances logrados durante este año, impulsados por la actualización del PNIEC, son notables; pero también ha sido un año que ha revelado los desafíos estructurales que deben abordarse con urgencia, tal y como admite el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico con la publicación de la consulta del pasado 30 de julio. En este contexto, la termosolar emerge como una tecnología esencial para superar estas barreras y consolidar un sistema energético sostenible, resiliente y competitivo en 2025.
La actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2023 – 2030 reafirma el compromiso de España con los ambiciosos objetivos de descarbonización y transición energética, consolidando el rol de las energías renovables como columna vertebral del sistema energético nacional. La hoja de ruta presentada establece metas claras que incluyen un incremento significativo en la capacidad instalada de renovables. Sin embargo, el despliegue acelerado de tecnologías de carácter intermitente como la fotovoltaica y la eólica ha puesto de manifiesto importantes desafíos en la configuración de un sistema equilibrado.
Un año con importantes disfuncionalidades
Entre los problemas más evidentes que hemos observado a lo largo del año 2024 se encuentra la creciente incidencia de precios cero e incluso negativos en el mercado eléctrico durante las horas centrales del día. Este fenómeno, derivado de la elevada penetración de tecnologías intermitentes, es síntoma de un sistema donde la oferta supera con creces la demanda en determinados momentos del día, generando ineficiencias que van más allá del simple ajuste de precios. Aunque en apariencia estos precios podrían parecer un elemento positivo para los consumidores, son, en realidad, un síntoma de disfuncionalidades profundas en la operativa del sistema eléctrico de nuestro país.
La falta de capacidad de almacenamiento y flexibilidad no solo limita la integración eficiente de la energía renovable, sino que además afecta negativamente a la viabilidad económica de las inversiones existentes y futuras en tecnologías clave como la termosolar. De hecho, los inversores son conscientes de ello, por lo que podría ser un factor determinante a la hora de tomar decisiones en materia inversora.
Los efectos de esta situación se han visto reflejados en las restricciones técnicas impuestas por el operador del sistema, que han obligado a limitar la producción de energía renovable, y en particular para la tecnología termosolar en sus máximos históricos. Además, muchos vertidos de energía podrían haberse aprovechado si el sistema dispusiese de mayores capacidades de almacenamiento y una planificación más estratégica. Este contexto no solo penaliza la eficiencia energética del sistema, sino que también pone en entredicho los mecanismos actuales de planificación y gestión de la red eléctrica.
El marco regulatorio vigente, establecido mediante el Real Decreto 413/2014, ha sido durante años una herramienta clave para fomentar el desarrollo de la tecnología termosolar en España. Sin embargo, las nuevas realidades del sistema energético exigen una revisión profunda para evaluar cómo se deben afrontar las carencias que está demostrado el sistema.
En este sentido, la consulta pública lanzada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) representa una oportunidad crucial para corregir las disfuncionalidades actuales. Es imprescindible que esta reforma incluya mecanismos que reconozcan el valor estratégico de tecnologías como la termosolar, capaces de aportar firmeza, flexibilidad y almacenamiento al sistema, y que, por lo tanto, juegan un papel esencial en el equilibrio y la sostenibilidad del mix energético.
El valor diferencial de la tecnología termosolar
La termosolar es una de las pocas energías renovables que combina la capacidad de generar energía limpia con almacenamiento eficiente, lo que la posiciona como una solución única para los actuales retos que enfrenta el sistema. A diferencia de otras renovables intermitentes, la termosolar puede desplazar la generación desde las horas de mayor irradiación solar hacia las horas de mayor demanda, especialmente nocturnas, donde los picos de consumo suelen ser críticos para el sistema. Este atributo no solo contribuye a estabilizar la red eléctrica, sino que también mitiga la volatilidad de los precios del mercado eléctrico, beneficiando tanto a consumidores como al operador del sistema.
Además, este último año se ha podido comprobar de forma muy clara que el futuro de la termosolar no se limita únicamente al ámbito eléctrico. En el sector industrial, esta tecnología se está posicionando como un aliado estratégico para la descarbonización de procesos de media y alta temperatura, un segmento donde las alternativas renovables son limitadas y la electrificación no es una opción. En este sentido, es relevante señalar el gran potencial teórico de aplicación de la termosolar para procesos industriales en España, el cual es de 36,8 GW.
De esta forma, la termosolar puede sustituir los combustibles fósiles en procesos industriales que requieren calor a media y alta temperatura a partir de 100 grados, como el blanqueamiento, la ebullición, el limpiado, la destilación, el secado, la producción de agua caliente, la pasteurización, la esterilización, el lavado… Esta aplicación de la tecnología termosolar tiene la capacidad de proporcionar calor en procesos industriales de sectores como la alimentación y bebidas, química, district heating, farmacéutica, papel o textil, entre otros.
De hecho, ya estamos asistiendo a ejemplos reales de la aplicación de la termosolar en la industria como los proyectos impulsados por Heineken o las Bodegas García-Carrión.
En 2025, Protermosolar, en colaboración con el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), presentará una guía técnica sobre energía solar térmica de concentración para usos industriales. Este documento identificará sectores prioritarios, como el químico, el alimentario, el textil y el farmacéutico, donde la termosolar puede sustituir combustibles fósiles y reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
La importancia de esta guía radica en su capacidad para facilitar la adopción de la tecnología termosolar en procesos industriales específicos, proporcionando a las empresas las herramientas necesarias para evaluar la viabilidad técnica y económica de su integración. Este enfoque permitirá escalar el impacto de la termosolar más allá del sector eléctrico, contribuyendo a la descarbonización de sectores intensivos en emisiones y mejorando la competitividad de la industria española en un contexto global cada vez más exigente en términos de sostenibilidad.
Una apuesta de futuro
De cara al próximo año, la termosolar debe desempeñar un papel central en la configuración del sistema energético y los organismos públicos deben ser conscientes de ello. Por este motivo, resulta imprescindible avanzar en tres frentes clave.
En primer lugar, es necesario garantizar que la reforma del RD 413/2014 establezca un marco retributivo que valore adecuadamente las características únicas de esta tecnología, como su capacidad de almacenamiento y flexibilidad. En segundo lugar, se deben fomentar subastas específicas para tecnologías que aporten valor estratégico al sistema, reconociendo atributos adicionales como la firmeza y la capacidad de almacenamiento. Finalmente, es crucial incentivar la innovación tecnológica y la investigación en nuevas aplicaciones de la termosolar, asegurando su competitividad y viabilidad a largo plazo.
El impacto positivo de la termosolar no se limita al ámbito energético. En las regiones rurales de España, especialmente en aquellas afectadas por el fenómeno de la despoblación, las plantas termosolares generan empleo de calidad y dinamizan las economías locales, contribuyendo al desarrollo socioeconómico de la España vaciada. Este efecto multiplicador refuerza el argumento de que la termosolar no es solo una solución técnica para el sistema eléctrico, sino también una herramienta de transformación social y territorial.
Liderazgo de la industria termosolar española
España tiene una posición de liderazgo mundial en termosolar, con una capacidad instalada que la sitúa como referente en el desarrollo y la operación de esta tecnología. Sin embargo, mantener este liderazgo requiere un compromiso decidido por parte de todos los actores implicados, desde las administraciones públicas hasta las empresas y los consumidores. La colaboración estrecha con el MITERD y otros organismos será fundamental para garantizar que la termosolar reciba el reconocimiento que merece en el mix energético y en las políticas de transición energética del país.
El camino hacia un futuro energético sostenible no está exento de retos, pero estos desafíos también representan oportunidades para construir un sistema más equilibrado, resiliente y competitivo. Con una apuesta firme por la termosolar, España puede no solo consolidar su liderazgo en renovables, sino también contribuir de manera significativa a los objetivos globales de lucha contra el cambio climático y descarbonización.
Desde Protermosolar, reafirmamos nuestro compromiso con la promoción de esta tecnología como un pilar fundamental del sistema energético. En 2025, la termosolar debe volver a jugar un papel esencial y posicionarse como una solución integral que combine sostenibilidad, estabilidad y competitividad, demostrando que es posible avanzar hacia un sistema más limpio y eficiente sin renunciar al desarrollo económico y social.
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