Air Liquide anuncia la construcción de una planta piloto de craqueo de amoníaco (NH3) a escala industrial en el puerto de Amberes, Bélgica. Transformado en amoníaco, el hidrógeno puede transportarse fácilmente a grandes distancias. Gracias a una tecnología innovadora, esta planta permitirá convertir, con una huella de carbono optimizada, el amoníaco en hidrógeno (H2). Con esta tecnología de craqueo, Air Liquide seguirá contribuyendo al desarrollo del hidrógeno como elemento clave de la transición energética.
El amoníaco, una molécula compuesta de hidrógeno y nitrógeno, puede utilizarse como vector energético. Puede producirse con una baja huella de carbono a partir del hidrógeno en geografías con abundantes fuentes de energía renovable como el sol, el agua y el viento, u otras energías bajas en carbono. Ya existe una infraestructura de cadena de suministro mundial para su producción, transporte y utilización a gran escala al servicio de diversas industrias. Esto permite a las regiones con abundante energía renovable exportar amoníaco a usuarios finales de todo el mundo, donde puede volver a convertirse en hidrógeno para contribuir a la descarbonización de la industria y la movilidad.
Está previsto que la innovadora planta piloto, que combina un novedoso proceso eficiente con tecnologías propias de Air Liquide, esté operativa en 2024. El Gobierno flamenco, a través de la VLAIO (Agencia Flamenca para la Innovación y el Emprendimiento), ha confirmado su apoyo financiero al proyecto.
Desde hace más de 60 años, Air Liquide domina el hidrógeno desde su producción, transporte, almacenamiento y distribución hasta sus usos finales. En el marco de su plan estratégico ADVANCE, el Grupo se compromete a invertir globalmente unos 8.000 millones de euros en la cadena de valor del hidrógeno bajo en carbono de aquí a 2035.
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