México atraviesa un momento decisivo en el desarrollo de las energías renovables. Aunque la generación eléctrica a partir de fuentes limpias aumenta año tras año, una parte importante de esa energía se desaprovecha por la falta de infraestructura de almacenamiento capaz de integrarla eficazmente en la red. Este desequilibrio no solo limita el acceso de la industria a una electricidad más competitiva y sostenible, sino que también frena el avance de la transición energética.
Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la demanda eléctrica del país crecerá un 13,4% hasta 2030 respecto a 2024. Para cubrir ese incremento y garantizar la seguridad del suministro, México necesitará inversiones superiores a 40.000 millones de dólares en generación y redes eléctricas. Si estas inversiones no se materializan con rapidez, el país podría enfrentarse a un déficit de 48.000 GWh hacia 2030, lo que comprometería la estabilidad del sistema eléctrico y la llegada de nuevas inversiones industriales.
La Secretaría de Energía (Sener) señala que México alcanzó en 2024 11,99 GW de capacidad solar y 27,55 TWh generados, equivalentes al 7,6% de la producción nacional, mientras que la eólica aportó un 11,4%. Sin embargo, el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) se ha visto obligado a desconectar plantas solares y eólicas en determinadas regiones ante la falta de capacidad de transmisión, un fenómeno conocido como curtailment. En otras palabras, se apagan turbinas o paneles que podrían seguir produciendo energía limpia.
En este contexto, los sistemas de almacenamiento con baterías (BESS, por sus siglas en inglés) se perfilan como la herramienta clave para aprovechar cada kilovatio hora renovable y fortalecer la red eléctrica. Estas tecnologías permiten almacenar la energía generada en horas de baja demanda y utilizarla cuando el consumo se incrementa, mejorando la estabilidad del sistema y reduciendo los costes operativos.
Daniel Cabello, director de Greening Investments México, afirma que “el crecimiento de la demanda eléctrica no debe verse como un problema, sino como una oportunidad para convertir los recursos renovables en la base de un sistema más eficiente y competitivo. Un almacenamiento eficaz debe ser el escudo que necesita la red eléctrica mexicana ante la creciente electrificación”.
Entre los principales beneficios de los BESS destacan:
- Aprovechamiento total de las renovables, evitando el desperdicio de energía solar o eólica.
- Estabilidad del sistema eléctrico, reduciendo la intermitencia y mejorando la fiabilidad.
- Ahorro económico, al permitir a las industrias almacenar energía en horas de bajo coste y utilizarla durante los picos de demanda.
En sectores como la manufactura, la minería o la alimentación, donde el consumo eléctrico es elevado, los BESS se traducen en ahorros millonarios y una mayor competitividad. Además, estas soluciones facilitan la integración de tecnologías como la movilidad eléctrica, las redes inteligentes (smart grids) y las comunidades energéticas locales, abriendo nuevas vías para el autoconsumo y la venta de excedentes.
En 2025, México implementó una nueva regulación que obliga a que los nuevos proyectos renovables incorporen al menos un 30% de capacidad de almacenamiento, con tres horas de autonomía mínima. De acuerdo con la Sener, esta medida impulsará la instalación de 8.412 MW de baterías entre 2024 y 2038, situando al país entre los más avanzados de América Latina en políticas de respaldo energético.
Ejemplos internacionales, como el Hornsdale Power Reserve en Australia, han demostrado que los sistemas BESS no solo estabilizan la red, sino que también pueden generar ingresos a través de su participación en mercados eléctricos y servicios auxiliares. México, con regiones de alto potencial renovable como Sonora, Chihuahua y la península de Yucatán, tiene la oportunidad de replicar estos modelos.
Cada megavatio perdido representa un obstáculo para la transición energética. La clave ya no es únicamente generar más, sino almacenar mejor. Con inversión privada, un marco regulatorio claro y el apoyo de la innovación tecnológica, México puede asegurar que cada kWh renovable se aproveche, reduciendo costes industriales, mejorando su competitividad y avanzando con firmeza hacia un sistema eléctrico sólido, limpio y eficiente.