El autoconsumo fotovoltaico español vivió en 2022 su etapa más brillante. Ese año se instalaron alrededor de 2,4 GW de nueva potencia. Bien es cierto que un crecimiento tan pronunciado no podía durar eternamente, y las cifras de 2023 han sido más reducidas (-27% respecto a 2022 según APPA Renovables). Esta tendencia ha continuado en lo que llevamos de 2024, y en el primer trimestre el ritmo de instalación de autoconsumo en nuestro país se ha ralentizado un 26% respecto al año anterior, tal y como indican los primeros datos lanzados por la Unión Española de Fotovoltaica (UNEF).
Durante el año pasado, la nueva potencia instalada de energía solar en instalaciones de autoconsumo no llegó a los 2.000 MW, según datos de las principales asociaciones, APPA Renovables (1.943 MW) y UNEF (1.706 MW). De esta potencia, más del 70% fueron instalaciones industriales. En total, al final de 2023 se registraron en España más de 7 GW de autoconsumo instalados, cifra que ya está por encima de tecnologías como la nuclear.
Así, el ritmo de instalación avanza favorable para alcanzar los objetivos de la Hoja de Ruta del Autoconsumo, que estima que se pueden alcanzar entre 9 GW y 14 GW para 2030. Según nos comentan desde APPA Autoconsumo, para alcanzar los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), necesitaríamos instalar alrededor de 1,7 GW de autoconsumo al año, cifra que está en la línea de desarrollo del sector en los últimos años.
Los datos que ha recopilado la asociación señalan que la ralentización del ritmo de instalación depende de las empresas, ya que hay algunas “cuya cifra de negocio se está resistiendo”, mientras que hay otras compañías “que han incrementado sus ventas en este 2024”. Jon Macías, presidente de APPA Autoconsumo, matiza estos datos: “Las empresas que habían centrado su negocio en el segmento residencial están arrojando peores cifras que aquellas que tenían un negocio más diversificado o combinaban las instalaciones de autoconsumo con otras tecnologías y proyectos de eficiencia energética”.
Sin embargo, la disminución de instalaciones de autoconsumo no tiene por qué significar una caída del sector permanente, sino que podría deberse a una estabilización tras dos años de constante crecimiento debido, entre otras circunstancias, a los altos precios de la energía provocados por la crisis geopolítica de Ucrania y Rusia, y por las ayudas al autoconsumo incluidas en los Fondos de Recuperación. Así lo explica Daniel Fernández, co-CEO y cofundador de SotySolar, quien apuesta más porque el sector se está afianzando, que por una tendencia a la baja a largo plazo. “Estamos en una etapa de consolidación en la que el mercado observa las ventajas del autoconsumo tanto a efectos de ahorro en el consumo energético, como de ventajas fiscales o en beneficio de impacto medioambiental”, explica Fernández.
Algunas de las causas de este freno, según comenta Irene Real, responsable de comunidades energéticas de UNEF, pueden ser “tipos de interés, precios de mercado más bajos o subvenciones”.
El autoconsumo industrial en cifras
Actualmente, las empresas españolas apuestan por el autoconsumo, tanto por ahorrar costes como por el compromiso de cumplir con los objetivos de reducción de emisiones. En 2023, se construyeron un total de 15.509 instalaciones de autoconsumo industrial en nuestro país (7.587 menos que en 2022). Un total de 1.426 MW de potencia, con una media de 91 kW por instalación, según el ‘Informe Anual del Autoconsumo Fotovoltaico’ de APPA Autoconsumo.
Nuestro país cuenta con varias medidas y programas que fomentan el autoconsumo industrial, impulsados tanto a nivel nacional como autonómico: reducción en impuestos como el IBI y beneficios fiscales, regulaciones favorables o programas regionales y de asesoramiento, entre otros. Desde UNEF, Real argumenta que “aún hay trabajo por hacer respecto a la normativa y el proceso de tramitación”, ya que los obstáculos burocráticos suelen suponer un impedimento y un retraso en el proceso, pero “el autoconsumo es rentable independientemente de esas trabas”.
En la misma línea, Fernández de SotySolar afirma que las subvenciones “han sido un acelerador para el autoconsumo, y ahora que han acabado, la sociedad ha podido constatar cómo la generación de energía renovable ofrece enormes ventajas, incluso sin tener en cuenta estas ayudas”. Añade que, además de las ayudas públicas, existen “iniciativas privadas que apoyan al desarrollo del autoconsumo industrial con ayudas”, como opciones de financiación. Fernández también destaca que “en los últimos meses están proliferando compañías que se suman a proyectos colaborativos de compartición de energía con los que se reparten los costes y los beneficios”, otra alternativa de autoconsumo que está menos generalizada.
Desde APPA Autoconsumo, Macías se posiciona a favor de las medidas fiscales para impulsar el desarrollo de esta tecnología, ya que “tienen mayor visibilidad y predictibilidad que las ayudas directas”, y pone el ejemplo de Italia, donde se ha bajado el IVA de los productos asociados, lo que permite al cliente final deducir un alto porcentaje de esas inversiones.
En cuanto a las ayudas, explica que “en una primera etapa ayudan porque impulsan al sector”, pero que después “genera un efecto de arranque y parada, ya que si no hay ayudas la gente se espera a que las haya”. “Un aspecto negativo de las ayudas es que a los efectos de la declaración de la renta se consideran un ingreso y, como tal, tienen después unas retenciones”, concluye el director de APPA Autoconsumo.
Tecnologías para hibridar con el autoconsumo industrial
Otra de las razones por las que las compañías suelen decantarse por el autoconsumo, es la opción de considerar la hibridación de sus sistemas con tecnologías complementarias. Integrar el autoconsumo con otras soluciones no solo optimiza el aprovechamiento de la energía generada, sino que también mejora la eficiencia energética y reduce los costes operativos. La hibridación de tecnologías permite una mayor autonomía energética, estabilidad en el suministro y una disminución considerable de la huella de carbono.
Jon Macías está a favor de estas soluciones, y de combinar el autoconsumo con tecnologías como la aerotermia o las bombas de calor, el almacenamiento, o incluso con cargadores de vehículo eléctrico. “El 75% de la energía en España no es eléctrica, y si queremos cambiar nuestro modelo energético, tenemos que enfocarnos en esos sectores”, explica, y añade que “el transporte con el vehículo eléctrico, y la calefacción o la refrigeración con aerotermia, son ejemplos de cómo el autoconsumo puede ser la punta de lanza para cambiar nuestro modelo”.
Desde el punto de vista de la empresa privada, desde SotySolar, Fernández aclara que, para ellos, lo mejor es apostar por un modelo de negocio diversificado. En su caso, introducen tecnologías como “la aerotermia, la potenciación del almacenamiento, o una línea de financiación propia”. “Lanzamos productos innovadores en el mercado, desde herramientas para facilitar los flujos de trabajo hasta el desarrollo de asistentes inteligentes de energía”, especifica el cofundador de la compañía.
Aunque, sin ninguna duda, el almacenamiento es la tecnología por excelencia para aprovechar al máximo una instalación de autoconsumo. Tal y como nos explica Irene Real desde UNEF, “el almacenamiento permite utilizar la energía generada, no autoconsumida, en horas del día en las que no hay generación, lo que proporciona un ahorro porque si no esa energía se iría a parar a la red”.
Daniel Fernández de SotySolar añade que, con baterías “los comercios y las industrias pueden tener menor dependencia de la red eléctrica, y al reducir esta dependencia se reduce también la necesidad de comprar energía en momentos de alta demande en que la energía tiene un coste más elevado”. Así, el cofundador de la compañía concluye que el almacenamiento “nos permite a su vez disponer de energía en momentos de cortes eléctricos, aspectos de gran importancia en el caso de los negocios donde una parada de la producción puede suponer grandes pérdidas”.
Del mismo modo, Macías de APPA cree que el almacenamiento “se amortiza más rápido en las industrias que en el ámbito residencial debido a los costes asociados y a la curva de consumo de unos y otros”. “Es muy importante, si queremos que haya una buena inversión en almacenamiento detrás del contador que nos permita optimizar y liberar las redes, que haya una compensación por los usos que se hacen”, dice.
Perspectivas del autoconsumo en España
Aunque las cifras de 2023 y principios de 2024 han sido más bajas que las de 2022, el autoconsumo industrial en España presenta perspectivas alentadoras. Es una tecnología que se está consolidando en nuestro país, y que posiblemente sea protagonista del sector energético durante mucho tiempo. En este sentido, Jon Macías cree que “el potencial de crecimiento es enorme, porque toda instalación de autoconsumo en España es rentable y, con las cifras actuales, se amortiza con los ahorros en un plazo que va entre los seis y los nueve años”. Al igual que Irene Real de UNEF, quien explica que “los consumidores comerciales e industriales deben electrificarse, ya que el autoconsumo de estas industrias les permitirá un ahorro en términos de energía y peajes”.
Otro factor que alienta el auge del autoconsumo, es la importancia que tienen actualmente temas como la descarbonización y la sostenibilidad. Desde APPA, Macías pone datos sobre la mesa: “en 2023 se evitó en España, gracias al autoconsumo, la emisión de 1,4 millones de toneladas de CO2, y de forma acumulada las instalaciones han evitado 3,7 millones de toneladas de este gas de efecto invernadero”.
De cara al futuro, tal y como nos explica Fernández de SotySolar, “el autoconsumo puede contribuir significativamente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector empresarial e industrial, y al cumplimiento de los objetivos climáticos de España”. Además de por la reducción de gases de efecto invernadero, y por cumplir con los objetivos climáticos, Fernández destaca que “el autoconsumo permite una gestión más eficiente de la energía, ya que se puede adaptar la producción a la demanda real, y esto se traduce en un ahorro económico a largo plazo y una reducción de la huella de carbono de las empresas”.
Además, una problemática a la que se puede hacer frente con el autoconsumo, es la de la pobreza energética. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), entre 2015 y 2021, el porcentaje de personas en España que no pudieron mantener sus hogares adecuadamente calientes aumentó del 10,6% al 14,2%, lo que representa un incremento de 3,6 puntos porcentuales.
Desde UNEF, Irene Real cree que una solución serían las comunidades energéticas, ya que “se comparte energía entre varios consumidores, pudiendo ser uno de ellos una entidad pública, como un ayuntamiento o una iglesia, que se ocupe del coste de la instalación, y el resto de los participantes se beneficie de las ventajas del autoconsumo, ahorrándose la inversión inicial”.
Para Jon Macías, “el autoconsumo debería ser la solución prioritaria no solo para paliar la pobreza energética, sino también como una palanca de equidad territorial”. “Las ayudas no tienen sentido para una tecnología competitiva y un consumidor que puede pagar la instalación, pero ¿para aquellos hogares que no pueden hacerse cargo de sus necesidades energéticas básicas? Autoconsumo, sin duda”, argumenta.
Por su parte, Daniel Fernández de SotySolar opina que el autoconsumo es una gran alternativa para combatir la pobreza energética porque permite a los hogares generar su propia energía y reducir así su dependencia con las compañías eléctricas. “Para hacerlo accesible a más hogares, es necesario fomentar la educación y la concienciación sobre sus ventajas, facilitar el acceso a financiación y promover políticas públicas favorables al autoconsumo”, concluye.
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